martes, 13 de octubre de 2015

Antonimos y opuestos

Aquellos que te merecen siempre andan escondidos, aquellos con los que sueñas nunca aparecen, aquellos que odias viven en tu recuerdo, aquellos que admiras aparecen en dias que te ves pequeño, aquellos que amas viven en la distancia de tu confianza, aquellos que te hunden siempre huyen por los tejados, aquellos que de verdad quieres a tu lado solo aparecen al final, cuando todo parece imposible, cuando nada parece real, cuando solo importa el ahora, ni tan siquiera el tiempo, aquellos, solo aquellos permanecen, en la distancia, en la vida y en el espacio inverso de tu soledad.

sábado, 22 de agosto de 2015

Discernimientos del analfabetismo

Sabes que existir es la distancia que separa tu vida del olvido. Sabes que el olvido es la metamorfosis cruel del odio y la envidia. Sabes que la envidia es el sueño incumplido de los cobardes. Sabes que los cobardes siempre viven acechando a los nobles con sus miserias. Sabes que las miserias son victorias olvidadas y riquezas apagadas en la lumbre del éxito. Sabes que el éxito es una ilusión visceral del alma que vive en cada uno. Sabes que solo uno basta para que sea todo, y sabes que hay algo perpetuo e indivisible, ese que todo lo vence y nada le puede: el amor. Sabes que el amor es el crisol univoco de todas mis fuerzas, la hipotenusa cuadrada de mis desdichas y el vértice tupido donde se esconden mis miserias con el esfuerzo y el olvido, como guardianes de lo extinto, como ángeles de lo olvidado y arcángeles de un tesoro que no es mas que el secreto de la humanidad.

sábado, 15 de agosto de 2015

Arcanos

Ya te dije que era innecesario todo esto, sabía que pasaría, sabía que algún día contártelo todo destrozaría la epidermis que nos separaba. Y se fue resbalando de tus manos como un juramento empolvado, como un verso cae de unos labios, como un juguete cae de las manos de un niño. Así, golpeándose contra el más rudo de los pisos, abatido entre paredes blancas que ruborizaban con su eco el arrebato. Así cayó lo nuestro, nuestro secreto, como el absurdo misterio que lo separaba de la vida. Y tal vez sea tu sonrisa cómplice, o el ardor de tus ojos, o el temblor de tus labios al callarse, o tus manos despedazadas en una carrera inmóvil hasta mis brazos, o aquellas palabras que silenciaste, o tus idas y venidas, o tus sueños, o aquello que pensabas y estaba escrito. Quizá por todo y por nada, por un puñado de lecturas que hicieron mis ojos al mirarte supe que nada tenía más importancia que tú, ni siquiera nuestro secreto.

Ausencias

La rutina es la escalada imposible hasta el perfil de tus labios, el amanecer de sábanas blancas lanceadas en tus brazos, es un telón de celestes que se confunden con tus ojos. La rutina es un café con versos, la desnudez de una mirada vertical sobre el crepúsculo de un puñado de sentimientos. La rutina muere en silencio y despierta asustadiza en manos de un mundo perverso. La rutina alquila perseidas para ciegos, empeñada en escribir poemas para analfabetos y en pintar paredes en el suelo. La rutina pervive en su inútil persistencia, ahoga su paz y su criterio, pernocta en la vida del rico y muere en las noches del pobre. La rutina es cruel y viste de ausencia cuando se la busca, es digna de quien la aprecia y traidora con la impaciencia, es inspiración y línea clara, es sopor y distancia. Rutina, bastión de los cobardes, bastidor de los indecisos y china perversa del combatiente, adorado tesoro del pobre, aldabón jubiloso del confort del inestable, penuria injuriosa del incombustible, pirámide inconclusa del soñador, reto, tangram quisquilloso del vividor de sueños, del loco agonizante, del escritor que nada escribe porque tu ausencia lo hace responsable. Rutina, resquemor y prurito ignorante del desamor, muere conmigo hasta la muerte y deja para mi, de ti lo mejor. Rutina, yo sé de ti lo que quiero utilizarte, yo sé que contigo puedo imaginarme, yo sé que necesito de ti todo lo inesperable, incluso tu ausencia, pero deja de olvidarme.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Háblame

Me tiembla el espíritu rocoso de muralla, se amilanan los mimbres de armadura invencible y se desvanece el ardor frenético de la tenacidad cuando deslizas esa forma de observar.


Todavìa no hemos entendido que el mundo está hecho de pedazos, de trocitos minúsculos que lo puzlean, y de miradas. De ojos que miran y se miran, de reflejos de la vida que sucede ante ellos, de hermosa plenitud, de belleza exhausta y necesaria, de palabras irisadas, de corneas cristalinas de esférica verdad. La pureza y el alma en una sola mirada, la verdad y el amor en unos ojos, la rúbrica infalible de la ternura, la absoluta plasticidad de sus colores y la hermosa cortadura del marfil de su plenilunio; crisol de sueños y preludio de un mundo mejor. 


Allá donde estén tus ojos, allá donde escribas tus sueños, en aquel lugar donde el mundo respeta tu dignidad como nunca lo hará, en la resistencia ignifuga y planetaria del amor, allá, has de saber que el amor no puede medirse ni por latidos ni por palabras, ni por gestos ni por ausencias, el amor se mide por la mirada. Por la luz de aquellos ojos y la hermosura de sus versos, por lo que dicen y por lo que callan, por lo que saben y por lo que aprenden, por lo que sienten y lo que hacen sentir, por lo que observan y por ser mirados, por su calado y por su hondura, por su prestancia y su plenitud, por el sencillo gramaje de su amor, y por las curvas que dibujan en los pómulos; por las pasiones que mueven y, porque tú yo sabemos que, mirar no es una forma de ser únicos, sino un modo de sentir, de apasionarse, de amar lo amado y una forma justa y equivalente de agradecer la vida, de tomar y ser tomados. No espero más, que el inmenso paraíso de tus ojos, las letras cristalinas de tu diario, y la verdad, lo demás, ya lo compro a diario, a veces sin querer, a veces queriendo y otras tomándolo prestado.

miércoles, 29 de julio de 2015

Semper

Siempre es un lugar maravilloso para vivir, un paraíso extraño en el que sentir mansa la calma, aquella que vuele tus sueños como la cometa que perpendiculariza los rayos en la caída del sol. Siempre es el verdadero prefacio de la eterna felicidad, el lugar exacto de las recompensas, donde dormitan aquellos besos guardados en tus ausencias. Siempre duerme en tus labios como un regalo, siempre descansa sobre tus manos como un eterno placebo de mis complicaciones, siempre es blanco y aterciopelado como el lino sobre el mar en su hermosa inmensidad. Siempre, amanece en los días más tristes y prende el humo de mi desayuno, es el broche invisible de aquellas notas que escribiste en mis oídos, el susurro perpetuo de mis penas ahogadas en el cristalino. Siempre, cuando la ausencia y la desquicia se mueren, siempre, cuando resucita el cigomático mayor, cuando tornas mis debilidades en fortalezas, cuando anochece y respetas mis silencios, cuando duermes y me miro en tus ojos. Siempre es todo, y tal vez nunca, es ausencia compartida, es locura y versos, siempre es pecado, es silencio y ternura, siempre es libertad, siempre es inmenso sin ser eterno. Porque yo sé que tú lo sabes, pero siempre es hoy, y tal vez siempre, pero seguro es ahora y seguro es lo mejor, y volvería a escribirlo con su asonancia inversa, y lo escribiría en algún lugar volátil y efímero, porque tú sabes, como yo, que siempre no es eterno, pero es maravilloso.

lunes, 27 de julio de 2015

Insolencias obligadas

Inmóvil, en el paraninfo de la vida, hierático y preso de una plenitud comprada con el tiempo. En la celosía de este mundo, en el zaguán de las vicisitudes, en el prefacio interminable de tu biografía, en el recibidor perpetuo, anquilosado como un paragüero estanco, carcomido y acomodado, inservible y parásito, desmembrado e ineficaz, desentonado y quejoso, viendo pasar la vida con la añoranza anodina de un lector de feisbuk pasivo y envidioso que se retuerce con cada pulgar erizado. Y al otro lado, ruin, egoísta y fugaz, la vida con su arrogancia y su ternura, su crisol de sabores y luces, con sus sombras transparentes, con sus sueños, con el oleo celeste de tus ilusiones en un sarcástico guiño al confort de tu quietud. 

"Brida estaba en la playa con su padre, y él pidió que proba­ra si la temperatura del agua era buena. Ella tenía cin­co años y se entusiasmó de poder ayudar; fue hasta la orilla y se mojó los pies.
-Metí los pies, está fría -le dijo.
El padre la tomó en brazos, fue con ella hasta la orilla del mar y sin ningún aviso la tiró dentro del agua. Ella se asustó, pero después se divirtió con la broma.
-¿Cómo está el agua? -preguntó el padre. -Está buena -respondió.
-Entonces, de aquí en adelante, cuando quieras sa­ber alguna cosa, zambúllete en ella."
                                                                                                                                          (Paulo Coelho)

Los sueños suelen escribirse solo cuando se hacen realidad, los deseos suelen decirse cuando se creen imposibles, las mentiras se ocultan incluso habiendo ocurrido, las metas son metas cuando a veces no son más que el verdadero principio, los obstáculos parecen problemas cuando son retos de uno mismo, las ilusiones son egoísmos disfrazados de heroísmo, y el amor; el amor es el motor del mundo, incombustible y feroz, insaciable pero sano, capaz de todo. Al otro lado: la vida, al otro lado: la razón. Allá, donde hierve el mundo a borbotones, donde sangra el espíritu de los que sueñan, donde se zambullen los valientes, donde dormita el ángel que quieres ser, donde viven los anhelos de lo que ves, allá: zambúllete. Huye del arcaico sostén de tus remiendos, salta al mundo, a emprender los miedos, a construir la inseguridad de los sueños por hacer, a remilgar los propósitos interminables, a desmembrar los tópicos y las ilusas falsedades que amurallaban tus saltos. La vida vive en ti si te zambulles en ella, el mundo eres tú si lo miras de frente, pero no esperes, deja de probar a medias, de dar sorbos en la orilla y colma de plenitud el alma hermosa que te sustenta.

domingo, 12 de julio de 2015

Allá

Allá donde se esconde el alma de los invisibles, en el palpitar sereno del eterno fruto de la vid, que engendrado sobrevive en el anonimato, en la más profunda transformación y usurpación de su propio territorio. Y desde la distancia más próxima e indómita, de la inmanejable quietud que se desprende de la debilidad humana, renace un único deseo irrefrenable que domina el ser en su compleja plenitud. Allá donde se esconde todo, bajo la mira del prurito anhelo de quien se sabe pleno sin arrogancia, y tras el juicio sereno e intachable del tiempo, allá la vida es más dulce y calma que los propios sueños. Duerme la vida en mis manos y en mis sueños, en el reflejo perpetuo de un deseo irrenunciable que amanece y duerme conmigo, que desata mis tormentos más dulces y que cristaliza en los versos que nunca supe escribir. Tal vez un poemario se escriba solo, o quizá una pluma invente un boceto intachable alguna vez, pero nunca sabrá la espera renunciar a su impaciencia, como el ego tachar de cruel al protagonismo, ni siquiera sabrá la luna más que acertar con un momento exacto del encuentro. Calma y mar, en todo, que vida y tiempo ya pongo yo, luz y sol en todo ello, que no hay noche que no amanezca ni sol que cien años dure sin marchitar su luz.

domingo, 17 de mayo de 2015

Sed

Que sed de aires que sepan su destino, de cuevas excarceladas, de protones que crezcan y desaparezcan a la par. Que sed de justicia entendida en el amor, de sonrisas analfabetas, de caricias desalojadas, que sed de arenas andadas, de nubes en la escarcha, de glotis empeñadas en tomar aire, que sed de esfinges en el vientre, de espumas otoñales en mi vaso de verano, que sed de pasos en blanco, de niños, de amor, de dueños de la nada, de sudor de sonrisas afortunadas, de sirenas de barrio, de angeles de paraisos, de luces, de sombras, de imperfectos. Que sed de ser tú y vivir siempre sin lo ajeno, que sed de ser yo y vivir contigo sin tu ego, que sed de ser en este mundo sin el otro, de vivir mas allá sin morir en este propio, que sed de existir sin juicios, sin veleidad, sin criterio, sin mi y conmigo, con los otros, a mi manera y a la suya, a la de todos. 

domingo, 26 de abril de 2015

Reencuentros existenciales

Que estoy hecho de pedazos es tan modestamente correcto como real, que soy lo que vivo y lo que siento sería lo más justo para definirme. Aún así me atraviesa un meridiano temporal que me destroza y dosifica, me parcela, me desgaja y resquebraja como la torcedura maniobrada de una linde de alambre niquelada que amanece entre las zarzas en una tarde de paseo. Repentina y asombrosa, pero que desgarra como el incisivo, atrapa como la mordedura y se siente como el frío en el epitelio profundo del curtido tegumento.
Siempre soñé con ser mesana, no por inconformismo sibilino sino en una convicción profunda de que ser foque de este barco terminaría por resquebrajar mis lonas. Mas allá de vencer o ser vencido, de dignidades profusas, de acordes que no sonaron o perdones que no se dieron existe la vida, con su sudor a secas, su arrogancia pérfida y cristalina, su perfume y su aroma, sus ojos, sus miradas, y el color; y cuando el viento atiza a norte por doquier, tensar los cabos y amarres pueden quebrar su piel. No seré yo quien se empeñe en construir el destino, ni tan siquiera el rústico catalejo que divise más allá de mis cortas luces, no seré ni tan siquiera el timón, ni el mástil, ni veleta, ni orza tan siquiera de estos navíos de antes. Voy a ser yo en mi, conmigo y en mi ciencia, en verso, en prosa y en barro, en mi error y en mi osadía, en mi frustración y en mi pecado, en mis sueños y en mis días, en mis claros y en mis sombras, en mis errores y en mis luces, pero yo al fin y al cabo. Que mejor aspiración para la vida que descubrirme, que mejor hallazgo que reencontrarme, que mejor regalo para siempre que ser, en mi distancia y en mi persona, sin más y con todo ello, a pesar de las travesías, del poniente y del levante. Hay sur porque hubo norte, días porque se hicieron las noches, y yo, porque estas tú y sin ti no sabría si ser o simplemente olvidarte. 

viernes, 24 de abril de 2015

SMS

 Me he olvidado las llaves en tus bolsillos, me he dejado las caricias en tus huellas y he perdido mis pasos con la ceguera de tu mirada.

(Perdona mis arcaicos modos, pero no domino el guasap. Sí, soy un romántico empedernido, un amante de la prehistoria)

martes, 21 de abril de 2015

Dualidades

La vida llena de claroscuros, y tú mirándola desde la orilla con la parsimonia inquieta y sedante de las olas. Los días atardeciendo anacarados y tú desayunando amaneceres en la comisura del hambre. Los esputos tomando cordura sintáctica y tú dibujando poesías con el agua que vierten las fámulas de media noche. Las rosas creciendo acrisoladas con sus puñales entallados en las manos de la verdad y tú arrancando majoletas del espino como un niño juega con las orlas del precipicio tan sutil como inocente.  La vida pasando por todos, y tú pasando por ella como casi nadie. La vida sonriendo a solas y tú bailando al compás de su diafragma, la vida mirándonos con sarcasmo y tú plantando ironías en las zanjas adoquinadas. La vida invaginando traqueas a cada suspiro y tú expirando poesía en tus sies que suenan a mazurca polaca. La vida empeñada en nada y tú, como siempre, en todo. 

domingo, 19 de abril de 2015

Tricotomías

El cielo, la tierra y el paraíso. Un café, un cigarrillo y un puñado de recuerdos. Mi vida, el amor y los sueños. Tal vez la existencia se deprima en un par de segundos, o el aliento no sea esclavo de los versos, o el recuerdo solo sirva para sanar el tiempo, pero hay algo mas efímero que todo esto, algo mas incapaz que los recuerdos: tú, yo y los besos. 

miércoles, 8 de abril de 2015

Sí. Y gracias.

Si. Yo sé que a veces hasta te incomoda. Sí, ya sé que es un apéndice inutil y perverso que han tallado en tu rostro la indecisión y el minimalismo, ya sé que los deseos frustrados y el cariño inverso de aquellos besos que no supieron donde descansar tendrán algo que ver. Sí, ya sé que puedes no tener la culpa de tanto como haces, que quizás tu corazón esta bloqueado en absurdas sandeces y preso de la ignorancia que late en los epitelios de la resignación. Pero esa mascara inmaculada, prolongada en la quietud arrogante de la humanidad mas insolente me desquicia. Me hiere ver que buscas el desprecio como el lenguaje que nos separa, me duele comunicarme con un muro de lamentaciones acristalado con el suave terciopelo de la sabiduría impertérrita de un alma innoble. Me satura el perfume de fuerza extrema que penetra mis burdos conocimientos usurpándolo con el látigo humillante de tus versos, me perturba la fusta que atraviesa mis tejidos con el desprecio más inútil; me incomoda. Perdóname, pero las últimas salpicaduras de sangre sobre mi ropa me han dejado pensativo, no soy de dar lecciones, pero tampoco de recibirlas de esta manera. Las puertas de mi alma se cierran a esta sangría de perversidades enmascaradas, me aburre la miscelánea de cumplidos ensangrentados, de tristes epitafios redactados en vinagre, me escuecen los poemas que resbalan de mis heridas con halagos descontrolados, y sobre todo, me aturde que hagas un planning de mis emociones, más que nada porque mi vida no la quiero para nadie mas que para mi, porque amo mis locuras tanto como mis sueños, porque amo mis virtudes mucho menos que mis imperfecciones, y sobre todo, porque estoy enamorado de la vida que vivo tanto como de la forma en que lo hago. 

domingo, 5 de abril de 2015

Sine díe

El silencio ya no es silencio. Un resplandor de caricias ha amanecido en mis vísceras sin dejar rastro. El silencio ya no es silencio. Las molduras del alma apenas han descrito un susurro cuando el aroma inmenso de tu aurora desplegó su esencia. El silencia ya no es silencio. Ni el tiempo ha sido tiempo, ni lo será desde este momento, ni los anhelos tendrán sentido más allá del recuerdo. El silencio es, el mismo paraninfo de la última primavera, el sueño, la luz y el tiempo, el arca volátil en tu río, el perfume , el viento, el tintineo. El silencio ya no es el silencio, es la paz de un niño, los ojos de un esclavo liberado y la algarabía de un relato, de un puñado de palabras de algún pobre insensato que ha visto luz cuando el silencio, no era mas que tú.

martes, 10 de marzo de 2015

Si pudiera escribirte

Cuando la vida pasa por tu lado disfrazada de tristeza, cuando duele una mirada de arcén, cuando pesa su recuerdo más que los años, cuando la soledad se clava en el cristal que os separaba, cuando un sueño se incumple y cuando los deseos se aferran al arrepentimiento duele el alma en cada latido del corazón huérfano de abrazos y miradas que se han perdido para siempre. La culpa no existe en ti, ni tan siquiera en tus actos, ni es el amo de tus intenciones. La vida no
se elige y a veces duele como sus ojos, hiere como lo injusto que es el mundo de color gris asfalto, como la eterna línea que os separaba, como el último refugio de su cuerpo. Pero siempre quedará en su corazón la mirada dulce de tus ojos, el último y el mejor adiós que nadie tuvo, la calidez de unos ojos que por fin lo miraron, de unos pensamientos que lo cobijaron y le dieron el amor que nadie supo entregarle. Entendió tanto tu mensaje que entendió que era su último día, el último y el mejor suspiro, porque cumplió el sueño de sentirse amado, de encontrar un ángel que valoró su esencia por encima de su presencia. Podrá abrazarte donde esté,quizás sea tu alma protectora, pero estoy convencido que recordará por siempre tus ojos que fueron los primeros que lo miraron con amor, fueron el aliento y la recompensa a estos días de eterna soledad. No has dejado de hacer algo, has hecho que el último sea el mejor de los días de ese vagabundo, que sus ojos triste se iluminaran con algo más que lágrimas, que el asfalto doliera menos bajo sus pies, y que los sueños se cumplieran, que el corazón se sintiera pleno y que sonriera, porque tus ojos vieron en él lo que otros no supieron ver, porque tu aliento reconfortó su esfuerzo, porque tus manos lo supieron abrazar y porque un deseo es mas fuerte que una legión de buenas intenciones. Cuando un corazón ama, ni la vida es tribunal acreditado para hacer juicios ni el tiempo tiene medida para valorarlo. Eres tan especial y única como él, tan enormemente grande como su corazón.  

martes, 3 de marzo de 2015

Danzas de lo imposible

Los puentes no han logrado nunca atravesar los océanos, como la piel nunca tiene memoria de las caricias que se dieron. Los imposibles perviven solo en el intento, en los sueños y en los anhelos de los que saben soñar cuando se turbia el agua que separa el límite acristalado de la distancia. Pero ten paciencia, sigue tu rumbo, tu camino, por más que veas correr a los otros vestidos de imposibles que no saben reconocer, no tuerzas tus pasos, no vaciles, no enturbies tus ideas, no aturdas el guión que marcaba tus huellas y que te han traído hasta aquí. Aprovecha el impulso de ese golpe de aire de los que te pasan veloces y tómalo como aliento, y el veneno escúpelo sin acritud, sin maldad, olvida y levanta el vuelo de tus alas con el motor de tu soledad.  El desprecio no sirve de nada, vivir lo arregla todo, vivir en paz, amar lo propio y lo ajeno con la esperanza de que todo cambie, respetar sin juicios ni reproches, amar con la dulzura de quién no conoce el sacrilegio, amar con la esperanza de quien ve huellas donde no hubo pasos, amar con la grandeza de quien se quiere, y ver luces en la sombras, y ver como el mundo cambia, como se transforma, como los símbolos son señales y las barreras puentes, y las cadenas impulsos, y las líneas quebradas sonrisas, y los días amaneceres, y los ahogos latidos, y los negros colores y un sinfín de verdades que vivían en ti sin tú vivirlas. 

sábado, 28 de febrero de 2015

Vivir

Ver el infinito acariciando las libélulas espesas que fluyen a metros de ti, ángeles encorvados, tristes y alicaídos, esquinas que chorrean lagrimas ensangrentadas en el odio, pisadas putrefactas contorneadas en plata que ya no brilla, edor insoportable que marida la perspectiva que tengo desde mi atalaya. Y al otro lado, a escasos metros, el río dorado de libertades impuestas, el escalón maldito que divide conjunciones, el traje inmaculado de los pobres corazones que huyen de los virtuosos para esconderse en la efímera adrenalina de la opulencia. Vivir a veces es doloroso, vivir a veces es insoportable, pero seguro es efímero. Malgastamos tanto en dividir que a veces vivir duele. 

martes, 17 de febrero de 2015

Miradas inocuas

En esos puestos ambulantes que venden sonrisas, en esos ojos cristalinos que regalan paisajes inmensos, en la claridad de unas manos entre las que resbala la vida, en los guiños, en las caricias que da un buen gesto al encontrar una mirada, allí viven los sustentadores del mundo. Profanos del alma, versos perdidos, almas inocentes, inciertas e inmaculadas de la podredumbre de un mundo sataniano, cruel y egoísta hasta la perversion. 

Cuando me trague la tierra, cuando el mundo me mire desde la horizontal y cuando mis palabras no sean mas que un recuerdo superfluo, quiero llevarme pegados al corazón tus ojos, tu mirada, tu sonrisa en los bolsillos y tu ángel en algún lugar donde no se pierda, donde pueda mirarlo y recordar que mi vida aquí tuvo sentido, solo, únicamente por tratar con ninfas y pequeños gigantes que han llenado mis días de eterna felicidad. 

sábado, 14 de febrero de 2015

¿Quién?

Te echo tanto de menos que no logro ni acordarme de aquel olor que me perseguía cuando vivías en algún lugar de mi recuerdo. Te echo tanto de menos que he comenzado a olvidarlo todo. He perdido las notas que escribías en la arena, los refranes que leías en los tarros de mermelada, he perdido tus letras en algún pozo de colores entremezclados, tu color ya no sabe a celestes y a verdades. Te echo tanto de menos que he comenzado a olvidarme, a dejarlo todo, a perderte, a destripar mi nombre sin dar cuenta a nadie de que hablábamos de lo mismo. Y se marcha todo sin más, sin que nadie haga el más mínimo esfuerzo por dar freno a mis tentaciones. Sé que volverás conmigo, que volveré a ti, porque me necesitas casi tanto como yo te anhelo, pero a veces es imposible lo necesario. Y mientras digo todo esto, hay algo que no te confieso, a decir verdad, es innecesario, porque tú y yo, porque yo y tú, estamos hechos para encontrarnos, pero tal vez el lugar da igual, o el momento, y qué le importa a nadie si soy yo quien no se acuerda en que página logre de ti olvidarme, que importa al rico si el mantel del pobre es la alfombra que excusa sus vergüenzas. Te has ido huidiza entre ríos de tinta, has manchado los versos inmaculados con tu arrogancia, pero sé que volverás, que echas de menos que te abrace, que te tenga entre mis manos y que te deje escapar en una exhalación impetuosa de mi esencia más humana. Sedosa, cristalina, inquieta y versátil, quién soy yo para hacerte mía, para encarcelarte entre mis brazos, en la comisura de mis labios, para impregnarte de las huellas de mis manos, quién soy yo. Y quién soy sin ti, y quién eres tú que me besas y te escapas, me amas y desprecias, me atas a ti como un esclavo y sueltas mis cadenas aplomadas al compás de un sufrimiento. Y quién soy yo para enrejarte, para ser carcel de tus besos, para asfixiar tus pasos con mi veneno, para calmar tu sed con mi arrogancia, para destrozar tus intenciones con mi esmero, y quién soy yo sin ti. Ni sé más, ni quiero, ni tengo fuerzas si no estás, si no abres mis puertas, si no encandilas mi camino, si no alfombras mis pasos. Que imperfecta sería mi existencia, que triste, que lamentosa; que silencio, que agonía, quién soy yo sin ti, quién puede sin ti hallarse, maldita, impertinente, caprichosa y arrogante, inmortal, bendita y generosa inspiración. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Expolición



No tengas miedo, no llores, no tiembles, deja de reír a ratos. Deja de mirar paisajes escarpados que no existen, de navegar por paisajes encriptados en versos de humo. Deja de ver azules en lo ajeno, de ver cielos en otros ojos, y despierta tu ceguera a golpes, a fuertes sacudidas de honra que dilaten su acritud hasta tocarte el alma y mirarla con desprecio. Solo entonces, cuando veas aquellas protuberancias erizadas de monte inútil, con tu esfinge erguida y absoluta, cuando alcance tu mirada a ver que el fusilero cobarde vivía dentro de ti, cuando observes que los retorcidos quebraderos de ideales no anidan en uno mismo sino en la propia perfección. Solo entonces,  aquellas motas grises, barreras interminables de ínfima altura, esbozos de arena disueltos en el amor -en el propio y el ajeno-, liquidados cuando el frio de tus manos se turbó con el cálido apasionamiento de alguien que se ama, descansará tu inquietud. Solo entonces, solo ahora, despertarás de tu absurdo, de la empecinada gravedad que acuciaba tu humano cuerpo, tu alma y hasta el tesoro invertebrado de tu persona, el ímpetu y los sueños que parecían disueltos al fragor que ahogaba tus pensamientos,  el nudo marinero que ciñó  con ahínco tus palabras exhaladas, tus gritos inútiles y tus deseos silenciados.  Solo entonces, solo ahora. Porque hay una existencia pasajera que vive en ti con ganas de vivir, de amar, y de ser testigo de todo ello desde la atalaya privilegiada de un alma en paz consigo misma, con los deseos, con la vida y con uno mismo. No tengas miedo, no llores, no tiembles y deja de reír a ratos.

viernes, 30 de enero de 2015

Mojigangas

Sol, y risas, y nobles a caballo, ridículos danzantes y coros celestiales, y reinas levantando sus ropajes, y carrozas de plata, y trajes extravagantes, y lunas enormes al amparo de un lago absorto que refleje su belleza. Y absurdos, y tristes, y aburridos destartalados que malviven de lo ajeno.
Llenar de azules los cielos es un argumento banal, una causa innoble y hasta insuficiente cuando duerme tras el párpado una daga cruel, inmunda y rebelde. Llenar los espacios de palabras, los vacíos de preguntas, los momentos de balbuceos inútiles que no recuerdan nada. Llenar la vida de recomendaciones, de consejos solicitados que se esconden en la arrogancia. A veces desgasta la humana infelicidad cuando es ventajista, cuando es irracionalmente hiriente, o peor aún, cuando muere en tus manos y busca lágrimas ensangrentadas para moldear una sonrisa. Desgasta la acritud, el sueño perdido de niños que ya no lo son, de criados de la maldad con guiones ensayados. La vida no espera, el camino anda a pesar de todos, los días caen con su fuerza por más que los dueños de la infelicidad aterricen en sus noches con sus disfraces nocturnos, carbonizados en el odio, amasados con el rencor, volados en la soledad de la mano que domestica almas edulcoradas. La vida no espera, pero discrimina, no espera pero filtra, no espera pero es justa hasta la saciedad, es perenne y eterna en esencia, está por encima de aquellos que tienen deudas que validar, sueños que cumplir y anhelos que realizar.

Mas allá de todo ello, la vida sigue, los pasos continúan firmes, porque los caminos no los construyen las anécdotas, ni tan siquiera las sombras ocres e impertinentes, los espíritus nocturnos; el camino siempre se elige, lo hacen los pasos, el amor y los ideales, las metas, los sueños y las personas felices. 

jueves, 8 de enero de 2015

Dónde

Me pregunto si te has ido para no volver, si tus despedidas tienen retorno en mis manos o en mis ojos, si el vuelo vespertino del humo del café es solo un recuerdo o será sutil melodía que escriba la partitura de mis tardes. Y mientras tú, en tu resignada ausencia, como si nada importara mas que en mí, como si tus muñecas nunca fueran abrazadas por agujas impertinentes; solo tú, en tu genial permanencia, en tu quietud, tu sosiego, tu calma concentrada, en tu parsimonia, tan ausente como presta a conquistar el espacio y su presente. Basta ya de ausencias elegidas, de retorcidos imposibles que requieren de tu compañía, basta ya de absurdas sandeces de esta vida que no soporto sin tenerte, de una soledad de ti que mata casi tanto como hiere, de un destierro que has elegido tú, sin contar conmigo, sin mis ganas de perderte. A dónde irás sin mi con lo que te necesito, dónde habrás escondido tu pausa y tus manos, y ese olor a cada instante que me pierde cuando no estoy contigo, dónde estarás escondida, donde estarán tus versos, tus silencios, tus palabras y tu verdad, dónde estarás paciencia de esta vida mía, dónde estarás. 

domingo, 4 de enero de 2015

Silencio

El color de un pétalo cuando cae, la luz que atraviesa una vieja biela que hace girar los sueños, el suspiro de una respiración exhausta, un febrero rancio, una tarde anaranjada; silencio. Silencio que resquebraja el canto ebrio de esos días sin pausa, silencio liquido y versátil, silencio inocuo, indoloro, pausado y llano, solitario, terco y acompasado,como el traje blanco y sus lances al viento. Que bonita la vida cuando duerme en tus manos, en tu regazo sedienta y mansa como la luz alumbrada, como el perfil felino y desafiante de una madrugada empañada tras el cristal de unos libros por estudiar. Es vida lo que amanece y duerme contigo, aquello que nace de tu agonía y tu final. Tú, el principio y el fin, el ocaso, el augurio y la eternidad. En ti, encripado en la esencia de una belleza sublime, pasajera y cruel, ingrata como el rico imberbe, terca como la paciencia que no descansa y sutil como la última mirada que en ti descansa, como el final, como el principio, silencio.