viernes, 26 de septiembre de 2008

Cambios

No se acostumbra uno a esto de los cambios repentinos, a partir rutinas en pedazos y recomponer rutas perdidas como el puzzle viejo cuyas piezas no cuadran hasta el final. Es difícil, pero es lo que elegí y toca acarrear con la bendita penitencia. Lo que peor llevo es la metamorfosis instantánea a la que someto mi cerebro para no volverme loco. Ayer contando partidos y hablando de historias futboleras, hoy enseñando informática a adultos. Pero eso es la vida, sin más, sin poder elegir, o habiéndolo elegido. Me siento afortunado, pero lo echo de menos, lo necesito, la añoro. La radio es una forma de vida, un modo singular de vivir. Maldito destino, o bendito, te espero, se que volverás, y me sorprenderás de nuevo. Me gusta esta locura. Los caminos se eligen y los finales te sorprenden, las señales no indican las mismas rutas, pero terminan confluyendo. La vida es elegir, pero cuando se ama algo, terminas con ello en tus manos. Bendita pasión.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Me marcho..

..O más bien, me marché. Y lo hice sin dar un abrazo a quien más se lo merecía, sin dedicarle un adios a quien se preocupó de algo más que de reprocharme. Hoy me pesa esta marcha tan fugaz, tan impertinente que no me ha dejado escribir letras en los corazones que han grabado mi experiencia. Tengo mil millones de agradecimientos guardados en mi retina, presos en mis labios, necesito despedirme de mis compañeros y no quería marchar sin hacerlo.
La vida no te espera, decide por ti, y el destino llega, no te pide opinión. Súbito, impactante, pero ha llegado y tuve que coger las maletas y decir adios solo a aquel que encontré en mi camino. De regreso a mi memoria, y perdido en la sierra me acuerdo de todos vosotros, de vuestras voces y sobre todo de vuestras críticas para que pudiera mejorar.
Gracias Cristóbal, Fernando, Patricia, Fatima, Víctor, Tere, Carlos, Migue, Juan, Ismael, José, Ignacio, Jesús, Manolo, Alex, Antonio, Fran, Cesar, Ricard, Montes, a todos, y a los que se me olvidan.
Aprendí de cada uno de vosotros, de vuestro trabajo, de vuestra profesionalidad, y de vuestra personalidad. Me habéis dejado tanto que en tres meses he aprendido que el secreto de las ondas vive en las redacciones anidando en los corazones de cada uno de vosotros.
Me marcho sin rencores, quizás pensando que podría haber aprendido mucho más, reconociendo muchos errores pero con un tesoro inagotable de experiencias que no venderé nunca.
Gracias querida redacción, compañeros y amigos. Hoy he vuelto a mi realidad de siempre, a mi segunda vocación, a aquella que mejor entiende mis necesidades, peor echo mucho de menos el micro, el silencio, el momento, y el sueño. Seguiré comunicando, a mi manera, pero sobre todo conectando con todos vosotros y recordando los pedazos de vida que habéis dejado en mi memoria.
Un abrazo a todos, y GRACIAS.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Gris

Estoy en uno de esos momentos que necesito muchas manos que vengan a conformarme y a reconfortarme con los tiempos que me llegan. No es más que el deseo de no sentirme solo. Cuando parece que la vida deja de sonreirte a pausas enormes siempre miras al lado para que alguien -todos- ponga su mano sobre la tuya en alguna montaña infinita.
Sentir la piel me hace más fuerte, me enseña el camino cuando todo está nublado y recuerdo momentos que me hacen sentir bien. Parece tan inocente, tan pueril. Pero es que no somos más que eso, niños grandes que se pierden en días nublados, navíos que han roto el palo de la mayor.
Ya veo la luz, se que es tenue y hago un escorzo por alcanzar el horizonte saltando sobre los días que se oscurecen. Creo que estos momentos me hacen amar la vida con más fuerza, dar sentido a los millones de maravillas que me rodean, y a esas cosas minúsculas que se hacen enormes.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Recuerdos de niño(s)

Preso de los sueños que aun siguen navegando por la orilla de un verano intenso e interminable que hoy cierra sus puertas para dar paso a la obligación. Casi sin presumir de amistad ha llegado la hora de reencontrarse con los recuerdos, con los de siempre, con esas mañanas que saben a pereza y rancios despertares. Pero una ilusión nueva recorre cada rincón de esa maleta llena de sueños, de poemas por escribir, de letras que esperan un destino que se multiplica al llegar al lugar elegido. Tan blanco y dulce como lo recordaba, estaban todos, no faltaba nadie de los que siempre suelen llegar, los gritos, los sueños, los primeros llantos, las despedidas fugaces, estaban todos. Aquel pupitre de madera, hierro verde fundido al cajón lleno de sabias inscripciones, coloco mi estuche recién comprado, y rezuma ese olor a nuevo inconfundible de los libros al airear las páginas que han de ilustrar el difícil camino que acaba de comenzar. Veo como abre lentamente la cremallera de su plumier, sutil, como si fuera a romperse si empleara mas fuerza en la operación, sostiene en su mano derecha el bolígrafo cromado que compró ayer en la papelería del barrio y escribe la fecha en su cuaderno blanco, como quien comienza la novela con la pluma entintada y dilatando su finura empieza a crear el nobel de sus sueños.
Hoy ha vuelto Don Juan a explicar cómo quiere que hagamos las cosas, cómo vamos a organizar el curso. Todo son buenas intenciones, todo son sueños por cumplir, y como si no hubiese vuelto, regreso allí, a la orilla, y veo el barco en el que zarpamos. Una nueva aventura, una travesía, las mas larga parece, pero no será la última. Tenemos buen capitán y eso es lo importante.
Quiero empezar a leer el diario, a que se cumplan los días, a que pasen unas tras otras las semanas llenas de anécdotas, de locuras infantiles que nos hacen aprender. Yo también, ya me pesa esto de estar dedicado a otros menesteres, quiero volver allí a aprender de vosotros, a que nos riamos al amanecer con ese sol que atraviesa el ventanal de las caracolas de Palomares, o a aguantar los rayos penetrantes de aquella ventana que tenía la persiana rota de Pozoblanco. Quiero volver a los patios helados de Úbeda, a la sonrisa pícara de Santi cuando se escondía las tizas en el babi, os echo de menos.
Yo también quiero volver con vosotros, a soñar, a reir, a descubrir cada mañana que la vida puede ser maravillosa, que sois lo mejor de este mundo y que todo tiene sentido cuando el hombre aún no ha crecido lo suficiente como para dejar de amar lo que ha aprendido como niño.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

...Solo un paso

¿Qué quieres eh, qué?..vete a la mierda gi... (portazo sonoro en un coche de gama media alta)..mañana llamas a tu p...(portazo metálico, con eco acristalado de portal frío de calle vacía y nocturna).
Tecleaba mansamente en mi portátil, con una luz tenue y con el fondo casi imperceptible de una radio que susurraba. Las voces hicieron que casi sin querer me trasladara unos metros más abajo, que mi ojos estuvieran en el portal viendo la escena. No lo pude soportar. Mi balcón, siempre abierto esperando ver el vuelo de una lechuza o una sonrisa lunar, era la plataforma perfecta para ver la obra. Llegué tarde. Como siempre, tenemos la mala costumbre de quedar petrificados intentando discernir los sonidos y poner imágenes a los hechos antes de acudir a contemplarlos. Es como el mecanismo de defensa más animal de cuantos tenemos, quizás el más inteligente, pero fue en este caso el más torpe. Me perdí el corto, precisamente por eso. No se si me mueve el morbo, si la quería ver a ella llorando, a él enfurecido o simplemente me hubiese gustado saber quienes eran aunque no los re-conociese. Solo pude ver la silueta de un deportivo derrapar al final de la calle y apurar la curva hasta subir en la acera y resoplar contemplándolo.
Al volver a ese micromundo en el que deambulaba hasta los hechos, algo me perseguía. Qué sentirá ella mientras oye latir su corazón a millones de pulsaciones por segundo, qué imágenes pasarán por la luna de aquel coche, qué habrá detrás de ese rencor de dos personas que han decidido compartir sus sentimientos. Cómo se puede despellejar a quién amas sin pensarlo, qué somos sin querer. Que frágil es el amor cuando lo tenemos en nuestras manos y lo manejamos como un juguete. Qué une el amor al odio que los hace tan biscerales, tan sinónimos, tan iguales. Te odio. Te amo. Sin distinciones, sin restricciones, sin tapujos, sin vergüenzas. Te odio tanto porque me he enamorado de ti, sin saberlo te amo, y lo se porque he empezado a odiarte.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Septiembre

Si todo se marcha, siempre hay pedacitos de oxigeno que trae la marea cuando cae el sol. Si el verano se escurre entre mis dedos como el agua del mar, la sal va dejando en mis manos salobres el regusto de vivir. Cuando todo parece partir, es maravilloso contemplar que la vida sigue arribando con imágenes tan bellas.
Los últimos rayos parecen sonreír buscando el objetivo. Un guiño infantil y entrañable a quien desde la arena húmeda de brisa marina, despide una tarde tras otra la luz empapado de sensaciones que vienen a tocarme el alma y dejarme olores que viven en mi, que llevo conmigo.
Si eligiera un momento sería este, cuando lo tengo todo, cuando retrato en el iris de mi alma más de lo que puede retener el objetivo. Me decían que fotografiar era escribir con luz, con la que tienes Tú cuando te apagas junto al mar, cuando buscas el refugio en el velo negro de tu noche húmeda.
Me gusta cuando el sol dibuja en tu orilla los versos que siempre he soñado escribir, cuando las olas roban el soneto y lo llevan al mar, donde cantan las sirenas a mil voces el himno celestial que mece tu luna. Me pierdo como siempre en este momento, justo ahí.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Luz

En fin, hay días que me puede el friquismo desenfrenado. Lo de ayer más que un experimento sociológico era una demostración de la fragilidad humana, o de sus virtudes, no lo podría explicar con exactitud, tampoco lo pretendo. Hoy ha sido un día normal, sin infartos sociales, sin conmovedoras escenas de irracionalidad, un día demasiado normal, seguramente algo habrá de pasar, algo aguarda tras la puerta cuando tome de nuevo el camino hacia las ondas y me pierda divagando en el coche mientras canalizo mis intenciones para centrarme en mi tarea. La verdad es que echo de menos lo de siempre, me sobra lo de cada día y no estoy ni más triste ni más feliz que de costumbre. Necesito saber solo una cosa, me inquieta tanto en este momento que he de descubrirlo o me llevaré horas dándole vueltas a este inquietante enigma. Llevo pocos minutos aquí sentado, pero no puedo evitarlo, estoy algo tenso, un poco pensativo y hasta tango ganas de preguntar. ¿Qué estará pensando el pájaro que me observa desde el poyete de madera de caoba frente a mi ventana?

martes, 2 de septiembre de 2008

SEXO en el paraiso

Dicen que es una de las palabras más buscadas en la red. Solo cuatro letras con una combinación sonora espectacular que quiebra en el deseo mas humano. Un guiño que sonroja y a veces humilla, un significado que avergüenza por los malditos tabues de una sociedad llena de prejuicios. Una tentación ineludible cuando conmueve la dignidad, un imperceptible deseo aletargado, que no siempre tiene que ver con el amor.
Y me preguntaba yo, qué sucedería si titulase una entrada de esta manera, no me apetecería ver el contador triplicarse, ni lo espero, nunca se han dado bien los experimentos sociológicos, pero tengo el día estadístico, que le vamos a hacer.

Abrazos por compartir

Imagino, y quizás sea lo más bello, pero necesito saber qué se oye tras las palabras. Cómo se llama el pálpito del corazón que late al compás de cada estrofa. Navego leyendo blogs de este maravilloso universo, y me pregunto qué lleva a miles de literatos ignotos a esparcir su conocimiento en plataformas virtuales. Serán generosos comunicadores que quieren compartir, o bellas personas que no quieren para sí lo que pueden regalar, o seres que necesitan contar, inconformistas, cuentacuentos, soñadores, vividores, o personas que han encontrado un espacio para divagar. Ni siquiera se por qué yo me paro a reflexionar en este lugar, o tal vez si pero no lo sepa explicar. Es algo tan mágico..., me gustaría poder contarlo a todos sin que me tomen por loco, al contarlo en mis clases mis niños me entienden, pero a veces siento que soy un pequeño usurpador de conocimiento, un ladrón de palabras que duermen en libros abiertos. La verdad es que es fantástico pasear leyendo por este mundo, encontrar reflexiones que merecen ser oídas, leídas y compartidas. Me apasiona, he de reconocerlo. Es como entrar en la vieja biblioteca, percibir el olor a rancio, a polvo, a cuartillas amarillentas que descansan sobre la mesa del bibliotecario. Es la pausa sobre una cómoda silla desde la que se divisan millones de libros abiertos, y todos te llaman a gritos. La lectura te absorbe hasta descubrir que has perdido la noción del tiempo y de la ubicación. Te redescubres en tu salón, en tu mesa de trabajo, en tu ordenador, leyendo fragmentos que te han hecho pensar, y me da esa risa interior que viene a refrendar lo irónico de esta vida. Sé que mi abuelo lo entendería, siempre pensó, que algún día con darle a un botoncito todo se pondría en marcha. Resulta tan irreal como maravilloso. Me apetece cada momento, pasear entre libros abiertos, irme al parque a leer los poemas que escriben los soñadores, leer los sueños, las desilusiones, los diarios que andan publicados en una sola cara, sin llaves, sin puertas, y con buzones abiertos esperando postales que les recuerden que pasaste por allí. Otra de las magníficas virtudes de este mundo. No solo poder leer lo que otros escriben, sino comentarlo, abrazar las palabras para agradecer su publicación y contar el cúmulo de sentimientos que te han hecho vivir. Quería dar las gracias a todos, contarles lo que he sentido, lo que me han inspirado, lo que me regalan al pasear por sus casas, por sus vidas, por sus libros de mano en los que anotan las anécdotas de su existencia, en los que escriben cosas que jamás contarían, trocitos de esfera global en la que tomar un café. y disfrutar.
Algo me une a ti que lees, a ti que escribes, a ti que has dejado parte de ti en cada rincón donde puedo llegar con un clic, gracias por compartirlo, por no ser mercancía rancia de un mundo sin ideales, por ser libre en un mundo sin condiciones, por ser tú.
Solo pienso en abrazar las palabras, hacer mio cada momento de soledad compartida, disfrutar de las vidas que están por contar y seguir descubriendo que detrás de toda la escoria mundana hay luces que ocultan las sombras, batallas que se ganan sin misiles ni vidas, paraísos donde la existencia es tan liviana como placentera.