lunes, 29 de agosto de 2011

Esto parece un colegio

Apurando las vacaciones este es el último regalo que escuché esta tarde, no sé si por las fechas, si por el síndrome postvacacional, no sé si por su singular frescura. Esa voz cansina y repetida que penetra el mejor de los climalit a eso de media tarde acababa de decir la mayor barbaridad de ese minuto. No voy a decir que fuera mi vecina quien tuviera puesta esa cadena -sálvame de ser yo quien la elija- pero decía no se quién que para poder criticar es necesario ver, observar y conocer. Aunque no es mi voluntad, veo, observo y conozco lo que se puede de la pandilla basurilla, que para eso es debilidad profesional la que empuja. Hablando de mis debilidades y como una lanza me atravesó la expresión de la presentadora del corral de brujas del que hablo cuando soltó esas expresiones perdonadas a medias por el directo y la ignorancia, algo parecido al título de la entrada. Me parecería hasta una expresión adecuada y bonita, una simplificación idílica de la vida, una metáfora de las situaciones cotidianas, un símil simpático y didáctico, incluso una comparación vacilona y dulce a la vez. Lo que ocurre es que en esta oración simple, sujetada por un pronombre demostrativo neutro, el complemento directo era lo de menos. Pero aquello, no era tan neutro, se trataba de describir un lugar incómodo, un aula de estilo vulgar, bélica, donde unos se pisan a otros, un corral de humanos enzarzados en dominar al otro con el grito, una maestra perdida e indecente callando a voces gestos amenazantes, dedos acusadores y miradas de odio que cortaban el aire. Quiero pensar que se le fue de las manos, que no conoce lo que es un colegio, y mucho menos un aula, y quiero pensar que pensó -si lo hizo algina vez- decir aquello de: `esto parece un patio de colegio´que como bien sabrá la susodicha no es más que un lugar de ocio, un espacio abierto donde se comparte, se disfruta, se respira felicidad, se dialoga, se juega y suben los decibelios de la felicidad de manera inversamente proporcional a la edad de los que los producen, y todo ello en un lugar que no deja de ser espacio educativo, ahí es nada.