miércoles, 21 de noviembre de 2012

Te decía...

Y sé que no tienes nada que decirme, porque soy yo quien tiene que contarte todo. Quizás sea pereza humana, o tal vez la desidia áspera que se apoltrona en los rincones de este otoño tan llorón que carraspea por las mañanas con el guante gélido de las madrugadas. No sé bien lo que será, pero lo cierto es que no quiero ver caer los días con el folio en blanco, no me gusta ver llegar a la luna inmaculada con las llaves de mi casa sin tan siquiera darte los recados que llevo escrito en las palmas de mis manos para no olvidarlo. Tú sabes que soy frágil, de memoria enlentecida y observador como el vigía. Pero también sabes que pocas cosas me hacen tan feliz como verte sonreír, que basta ver tus ojos para imaginar los días de sol que se tragó septiembre. A veces pasa el tiempo y no recuerdo llamar a tu puerta para dejarte escrito mis besos, pero sabes que me quedo sin tinta en los momentos más inoportunos. Por esto y mil fallos, treinta y tres perdones, por esto y mil defectos ocho años más de condena, por esto y mis sandeces quédate conmigo que no se ya como volver, que no encuentro más camino que el que he caminado contigo, que no hallo mas vereda que la que escribimos juntos aquella tarde. Quédate, y sígueme contando como era sonreír.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Soliloquios

"Sí. Ya sé que no es así, pero no puedo hacer otra cosa. Además, hace mucho tiempo que quiero hacerlo y siempre pasa lo mismo."
 
Un día cualquiera, de una hora cualquiera, de un momento cualquiera, de cualquier vida, de cualquier instante que pasamos con nosotros mismos. O, ¿acaso no te hablas?


Reflexiones tan absurdas como coherentes, tan reales como imaginadas, pero tan necesarias como la propia vida. Me encanta hablar conmigo, con la mesura de los momentos que me dedico, y con la parsimonia que merece cada discurso, aún sin la soledad alargada de más minutos que los necesarios.


 

domingo, 28 de octubre de 2012

Clichés de lo absurdo

Esa sensación tan maravillosa de mirar cada día al otro lado y poder verte, poder reconocerte, dedicarte lo absurdo y lo divino, los halagos y reproches. Esa sensación inmortal de encontrar allá lo que buscas o lo que ignoras, de hallarte, de poder salir del sueño prisionero para mirar desde otros ojos, pero verte finalmente.


Me pregunto, para cerrar este domingo, qué seríamos sin espejos.


martes, 4 de septiembre de 2012

Cartas (III)

Si pudiera arrimar mi almohada a tu orilla, entremeter mis sábanas en la hendidura de tus yagas, si pudiera extender mis pies sobre el llano de tus letras, separar entre mis manos los adverbios y besar la comisura de tus páginas con el remanso de su olor a café. Dormir en tus brazos, como soñando despierto. Despertar en tu alcoba, a tus pies. Solo así podría explicarle a los niños que el mundo nace de un libro, muere en sus pastas de sed, y vive por siempre en las letras de los que lo saben leer.

martes, 28 de agosto de 2012

Indesear

Cuando casi parece que las yemas de tus dedos han llegado a rozar tu sueño efímero, nunca llega. Cuando casi sientes que ya se han cumplido tus promesas y supersticiones, nunca llega. Cuando casi alcanzas lo inalcanzable, cuando ves a un centímetro de ti lo que estuvo a millones de años luz, nunca llega. Cuando besas la superficie curvada y suave de caprichosa esfericidad se convierte en vértices rombianos y, nunca llega. Cuando por fin lo alcanzas, sobre el epitelio de tus manos, lo palpas, lo saboreas, lo amas y deseas, lo ves; ya no es nada, ya no importa. Y nunca llega. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Homeostasis emocional

Pasamos la vida buscando continuos de felicidad, o calmándonos con el pensamiento inútil que ha de venir pronto. Como si fuéramos a encontrarla subida en la barca que está arriando en mi orilla, aquella de los sueños imposibles. 

Vivir es una lucha por controlar las emociones, por dar forma a los sentimiento y encontrar el continuo de felicidad. En ese camino, en esa búsqueda incesante estamos perdiendo la oportunidad de hacerla realidad, de traerla al momento que vivimos y experimentarla. Me convence la realidad con su áspera cubierta, al pensar que la felicidad ni es eterna, ni es continua ni se puede elegir, que existen los momentos de infelicidad, de inquietud, de agobio, de pérdida. Pero puede que todo ello sea subsanable con una buena orientación. Al final la vida vive en cada uno de nosotros, la vida no es triste o alegre, feliz o desgraciada, los somos nosotros. Y somos aquello que nuestras emociones nos hacen ser con lo que sentimos. 

Al final se trata de hacer largos continuos de felicidad emocional, de ver en las pequeñas alegrías de la vida vitaminas para dar continuidad exagerada a los sentimientos. Y sobre todo, de no ser inútilmente torpe, porque existen momentos menos dulces, pero es cuestión de encajarlos y dejar que la matemática compense lo que nuestro cerebro emocional es incapaz de gestionar. Percibir el mundo es una cuestión personal, vivirlo es una cuestión grupal, pero controlarlo emocionalmente es una manera bastante humana de hacer feliz a mucha gente.

sábado, 11 de agosto de 2012

Letras de espuma

`Quiero escribir pero me sale espuma´ (César Vallejo)

Y quiero contar los lienzos que me atormentan, y dibujarlos tal cual llegan a mí y como viven en mi memoria. Y quiero escribir las historias que van narrando mis sueños, y quiero pensar con letras, y quiero hacer cálculos en sumas que se integren en las raíces cuadradas de la vida misma. Pero me sale espuma. Blanca y retorcida que se apaga en la orilla sin llegar al ocaso, escasa y envalentonada masa volátil de esencias que se esfuman y mueren al besar la tierra.
A veces, es tan difícil trazar las líneas que las ideas se pierden anodinas entre circulares pensamientos que angulan en algún lugar donde nadie hallará más que olvido para ellos. A veces es tan difícil rescatar los sueños, las frases que te gritan a pie de yunque las horas de un reloj que no descansa que me conformo con ser cómplice de sus latidos. A veces es tan complejo dejar en verbo un sentimiento, una imagen, o la luz de una mirada -por más que sea el suave aleteo que levanta tus pupilas cada amanecer-, que me desvanezco sin dar forma a lo que siento.

A veces, es tan difícil vivir, que solo me sale espuma. A veces, siento que se va la vida y no hacemos nada por evitarlo, a veces, aunque salga espuma, merece la pena querer escribir.

lunes, 6 de agosto de 2012

De libros y otras publicaciones

Basta hacer un barrido en la red para descubrir que el mundo está lleno de poetas. Tal vez exagere, pero navegar en tiempos de crisis reafirma mi idea de que el hombre (entiéndase el humano, despreciese dicho término por su falta de plasticidad prosaica; no más allá) es más humano de lo que cree serlo, es más dueño de su mundo, y es fiel a la palabra que necesita como a la vida. Será la dichosa recesión o su manipulada naturaleza creada por el poderoso la que hace que despierte la palabra, la prosa y hasta el buen gusto en cualquier rincón del planeta. Ya no hay que ser millonario, ni tan siquiera amigo de un editor para dar a conocer un millón de ideas entrelazadas en papiro encuadernado. Ni tan siquiera superar los 150 caracteres para expresar ideas y compartirlas. 

Con todo ello, lo cierto es que la red se llena de verdades, de reflexiones, de pensamientos, que desarrollan el pensamiento mágico -aquel que nace y se pierde en la infancia-,  que crea opinión, que mueve sentimientos, pero sobre todo que nos hacen más humanos y nos une. Si algo positivo puede extraerse de esta maldita situación, podría ser esta pequeña reflexión: El hombre ha vuelto a usar la palabra para comunicarse, a pensar. Tal vez sea un aviso para navegantes (entiéndase aquellos patrones sin título que se pasean por los escaños), o tal vez sea que la razón es demasiado moral y poderosa para soportar según que cosas. 

Me alegro de que volvamos a lo que somos, que nos encontremos, que pensemos, reflexionemos, compartamos y busquemos en lo que somos para poder ser, antes de buscar qué ser sin poder serlo.

lunes, 14 de mayo de 2012

Odio: Construcciones de lo humano


Está claro que no todos podríamos tener la abnegada filosofía himinóptera, o la resignada manera de obrar anthóphila. No obstante, creo tanto en la condición humana que a veces hasta con sus errores trato de justificar las excepciones más que de convencerme de que la nobleza ha dejado de existir en esta especie.

Por más que mil puñales rompan mi epitelio, aunque un millón de espinas se claven en mis manos al dar una caricia, o incluso aunque un abrazo roto sirva para desgajar mis entrañas desde mi sien hasta mi tórax, me niego a pensar que esta raza es fruto del rencor y ciega servidora de la envidia.  Me niego a ver las piedras pasar junto a mi rostro, me niego a ver montañas en mi camino, me niego a ser objeto de la ira, me niego a ser el blanco, el centro, el fuego alado de una fuente de ardores incontrolados.

Y no sé si por mi ceguera, por mi absurda creencia en lo indómito del ser, por mi fe invidente en lo humano, o tal vez por no querer reconocer la natural concupiscencia humana, por la inevitable coincidencia con el ser. Me humilla ver en otros condiciones que bien puedo merecer, deseos que hoy no pienso y algún día pueda padecer, ignorancia de lo ajeno, dolor propio en la felicidad de lo extraño, humillación en el progreso de quien puede ser. 

Odiar es peor que ser odiado, envidiar es peor que ser envidiado, ignorar es peor que ser ignorado, pero para matar no basta ser matado, sino querer ser y no serlo, envidiar sin ser enviado, morir en la ignorancia, ignorando, querer humillar siendo vilipendiado, y ahogarte en un mar ajeno con el amargo sabor de tu propio veneno.

martes, 1 de mayo de 2012

Sonreir -pese a todo-


Como sabes que pienso exactamente lo que estoy pensando, no tengo más que mirarte para que sepas que has descubierto el mayor de mis secretos. Aquel que guardo cuando despierto pensando que le robo las palabras al libro que has escrito mil veces sobre mis manos. No tengo secretos para ti porque duermen en tu regazo, no tengo verdades escondidas porque las aprendí de tus deseos, no tengo sueños imposibles porque haces fácil el mayor de mis imposibles. 
Es fácil amanecer desde la cúspide de tu sonrisa, desde el páramo denso de tus latidos, desde el impenetrable brillo de tus ojos, desde el manso silencio de tus caricias. Pero me cuesta llegar al sórdido tintineo de la luna sobre el tejado cuando ya no estás. Al menos sé, que amanece, en la plenitud de tu existencia, en tus ojos, y en la extraña sensación de que es más temprano cuanto más rápido pasan las horas.



Mientras caminamos, sucede algo más que el tiempo, sucede la vida, la existencia y las emociones que viven en ti, en  los sueños. Nadie perturbará jamás ese momento y todo cambiará por más que se empeñen en hacernos ver su mundo en nuestros ojos, acostumbrados a mirar por otros cristalinos, pero incrédulos y resignados, espero. Feliz día del trabajo, y ojalá que feliz para todos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Lejos

A veces creo que la distancia no es más que los ojos con que miro mi camino, una percepción inútil de mis manos que no quieren más que volver a tocar los inventos de mis sueños. A veces creo que la distancia no existe y a veces pienso que es inútil seguir corriendo, porque el final muere a kilómetros de mí. A veces pienso que la distancia, como el olvido, duele, que enferma el alma con la perversa fuerza del odio, del frío, del desengaño; y de la profunda somnolencia de un amor que duerme despierto buscando un abrazo.
A veces pienso que las palabras pueden herir el alma, que los versos apuñalan el iris con más fuerza que una daga, pero creo que la distancia es el muro infranqueable donde duermen los recuerdos, una agonía inmerecida, una condena, pero cuando es elegida, es algo más que un suicidio.

martes, 13 de marzo de 2012

El mundo de tus ojos

Cuando piensas que el yugo pasa inerte sobre tu sien, cuando ves el mundo fundirse bajo las llamas con la mirada ignífuga sobre las cenizas de tus imágenes corpóreas. Cuando el latido se para a tu puerta y lo ignoras con el paso acelerado de tu sístole, la arrogancia inútil que nos corroe, la indivisible capa de indiferencia que nos solidifica el alma al vivir; Solo entonces comienzas a entender que no eres nada.

Y no soy nada porque sé que el cristalino de los ojos está hecho de lágrimas, porque tus pasos andan lentos, porque tu mirada no tiene una dirección oportuna, y porque tú no mereces mi indiferencia, ni tan siquiera mi incomprensión. Hoy me has hecho pensar que el mundo es mucho más que las batallas que nos inventamos, que los sueños que nos humanizan, y que el saco de penurias que arrastramos y padecemos como insalvables. 

A veces, la terca humanidad nos necesita débiles, pero a veces, también debemos usarlo para sobrevivir. Cuando cuesta andar es porque caminaste con soltura, cuando sabes que estás triste es porque reíste sin parar, porque hubo unos ojos que envidiaron tu felicidad, porque hiciste feliz a muchos con una mirada. Cuando te cuesta levantarte es porque estás en lo más alto, cuando te cuesta ilusionarte es porque tu mundo está lleno de ilusiones que te hacen sentir bien, cuando te cuesta amar es porque sabes amar con la mayor de tus fuerzas sin pedir nada a cambio, cuando te cuesta vivir es porque vives, porque caminas, porque sueñas, porque ríes, porque lloras, y porque aún no has limpiado las lágrimas que enturbian el mundo de tus ojos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Recetas para dormir

Duerme Kelvin en mi memoria...
 No necesito las caricias de tus hombros, ni los epitafios de tus manos, ni la espuma que deja el mar a mis pies al descender la marea. Yo no necesito nada de lo de antes, ni siquiera los desprecios, ni el olvido, ni los labios clavados en el acero, ni los arañazos de tus ojos.

Solo quiero la paz de tu mirada, el remanso de tus manos donde despiertan las mañanas, los versos que desayunan en mi cama, el amor secreto que duerme en mi almohada. Solo una vez más, un suspiro de ti entre mis manos, una calma densa en mi horizonte, un retrato de tu perfume de madrugada. Esta mañaná te llamé, y como siempre, comunicaba...

lunes, 30 de enero de 2012

Escuchar



¿Otra vez te has ido? Ya sabía yo que no aguantarías más de un minuto esta parrafada inútil que necesito contarte. Me paso los días inventando personajes que den respuesta a mis mensajes, bufones bostezantes que asienten resignados.
Los imagino tristes, somnolientos y cansados. Siempre llego a visuali-zarlos sentados, casi resbalados de un atril incomodísimo de madera, sujetando la pendiente inversa de su cuerpo con la izquierda e indómita mano deseosa de caer buscando una excusa para hacer oídos sordos a mis réplicas.

Y es que tú sabes que yo necesito esa ceguera oyente de tu resignada amistad, esa cálida mirada de aceptación en un mundo de rechazos, una verdad entre esas mentiras esputadas en las calles, una mano amiga entre tantas piedras que uno esquiva desde que abre las sábanas de su cama. Dime tú si conoces alguno más como yo, que vaya inventando imágenes donde no existen, o simples rostros efímeros. Dime tú si sientes ese deseo imparable de contar las historias que aprisionan tus pasos al andar. Dime tú, si en un mundo de mentiras tiene sentido restregar las verdades por los adoquines sabiendo que no se grabarán jamás, que quedarán escritas como el sueño de un amor en la arena.

Dime tú. Mientra yo sigo buscando lacayos y no encuentro más que paredes, unos ojos de cristalino inteligible que calma esta aspereza que me persigue. El caso es que estoy empezando a comprender que antes de desfundar la pluma debo oídos al mundo, a sus historias, a su soledad, a su necia pero abstraída resonancia. Al eco que duerme en la orilla desde la que te escribo, a los versos que se hacen en la arena, en la espuma del mar y a las historias que nacen de las entrañas de lo humano, solo allí vive la verdad, porque aprendemos en nosotros lo que nos dan los demás; escuchar, que gran secreto.  

miércoles, 18 de enero de 2012

Idilios

No me obligues a pensar que no soy más que producto de mi existencia. Yo no era así, yo no soy así, tú tampoco. Esto es una casuística de los bandazos de esos temporales de la vida que me han traído hasta aquí y que me han hecho encontrarte. ¿Quién si no iba a saber que tú y yo no somos quienes somos? El día a día no iba a ser fácil, no lo fue y nada indica que lo esté siendo. Convivir contigo es de los retos más apasionantes de mi propia vida, y la lucha más incansable e interminable de mi existencia. Si te digo que no me acuerdo de ti vendrás con la escoba de tus reproches. Si pienso en ti a diario te esfuerzas por hacerme el perfecto idiota que odié siempre. Todo en su justa medida es tan sano como conocerte. El caso es que algo existe en el límite infinito y absurdo que nos separa, que nos hace apasionadamente indivisibles. No sería capaz de escribirte con la perfección con la que te imagino, gastaría verbos inútiles, adverbios obsoletos y adjetivos cursis. Cuando te dibujo siempre imagino una sonrisa, un libro, y un sueño, pero hay cosas que no puedo representar, entre otras la luz. No se muy bien como explicarlo, pero sucede, y a veces se va y a veces vuelve. Entre tú y yo, entre la gente. Entre las manos, entre los libros: tu sueño- o tal vez el mío-.
Todo no son, ni van a ser, ni serán halagos; no lo están siendo. Lo nuestro es así: a mi manera, a la tuya, a la de ambos, o tal vez a la de ninguno. Sucede que será como sea, pero será siempre. Yo no se si tuve la suficiente capacidad para elegirte; me hiciste tuyo. Yo no juro banderas, ni piso altares con prejuicios, ni tan siquiera firmo compromisos sin conocerte. Pero este, me da que será para siempre, al menos para mi, no sé si quieres. Yo no pido por pedir, no es un capricho, es una forma de vivir, de conocerte, de ser parte de ti, de lo que sientes y haces sentir. Nadie dijo que fuera facil, mejor así, tú en tu sitio como corresponde, yo en el mío, de momento. Tú, Educación, y yo uno más, convencido de lo que hago, aprendiendo. Nos podríamos llevar mejor, pero está bien así, tu Ciencia y yo con mis defectos y mi soledad.