viernes, 28 de marzo de 2008

Cuando la vida pasa..

...que mas da dónde pasa. Da igual donde suceda, si respeta y acata las normas, el limite epitelial de lo humanamante sano. ¿Quiénes somos nosotros para arañar la naturaleza, para descarnar el cuerpo o artificializar la concepción? Tildamos el mundo de machista, esgrimiendo las dudas que se ciernen sobre el lenguaje social y cuando se infiltra la igualdad artificializada nos ponemos a temblar. ¿Por qué no podría dar a luz un hombre? No es la sola sensación carnal, sentimental, la que aterroriza a la humanidad. Es el derrumbe catastrófico del legado machista que impera en los suburbios de nuestras conciencias incrustado el que tememos. El miedo a pensar que seremos iguales, o mejor, indiferentes. La naturaleza no cambia, degenera sin perder sus raíces. Nos empeñamos en maquillar a golpe de bisturí, lo que parece ser un cambio natural, o un capricho inentendible de la naturaleza humana. Pero ella misma, con su fuerza aplastante nos demuestra que no se puede derrocar su poder. Se ha levantado sobre sus cenizas y nos ha demostrado que si manipulamos, también ella sabe asustar, y generar vida de cuerpos que nos parecen hacedores de otras circunstancias. Yo creo que el debate no es si un hombre está o no embarazado, la pregunta es si soportaríamos que un hombre estuviera embarazado siendo tal. Tenemos miedo a los cambios, nos desequilibra lo desconocido, nos asusta, pero somos alquimistas descontrolados, metemos el mundo en pipetas y buretas y cuando se condensa nos echamos a correr. Pensamos que lo controlamos todo y no tenemos control ni sobre nosotros.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Sueños de espuma y sal

Por los pequeños detalles se que nacen pétalos en el desierto, en las minucias del tiempo encuentro estrellas que se dejan ver a la luz del sol, en detalles simples que me emocionan, veo iris que reflejan la pasión de una mirada. He soñado siempre con deambular sin cadenas, con ser libre en mi soledad, con respirar sin manos que ahoguen mis entrañas. Hoy solo me aprieta una caricia que se hace eterna en mi plenitud. Como el alma solitaria que descubre la compañía, como la gota de agua que resvala en una garganta sedienta. Calmado y satisfecho, caminando hacia la eternidad de la mano de la vida, y seguro, convencido de tomar el mejor de los relevos, de dar un paso que me hace soñar cada día, cada minuto, que respira a mi compás haciéndome sentir reconfortado.
Soñaba primaveras en la flor que nacía, en el canto de algún ave salvaje, pero nunca imaginé esa estación eterna que empezaba cada veintiséis, que duraba un año, y volvía a repetirse, que dulcificaba los momentos y los hacía irreales. Hoy sueño con volver allí, junto al mar, junto al camino de madera robusta que duerme en algún lugar olvidado, donde pocos sabemos llegar. Recuerdo esas noches intensas, de interminables comunicados, o el mar suave agonizando en la orilla a golpe de resplandor, de mareas blancas, de sueños de primavera. Recuerdo sábados donde caía el sol y atardeceres que me hablaban de descubrimiento, y una isla al fondo, un recuerdo imborrable de una eternidad apasionante, un paraíso de espuma y sal, de azules claros, de noches eternas y mañanas donde el sol despierta al alba con un caricia para iluminar la tierra mas bella de cuantas conocí.
En algún rincón de la vieja Umbría, de una punta a otra de mi Atlántico, en brazos de mi barca, aquella que viró en la punta del caimán para arribar en la Higuerita a conquistar el mar, a traer un pedazo de espuma, a saborear la sal. Cuando el corazón queda preso, ya no quedan tierras que conquistar, cuando clavas la bandera en tierra firme, y el sueño se vuelve realidad, ya no hay puertos que hablen de verdades, ni cielos que iluminen otra libertad. Marcho orgulloso donde siempre lo encontré todo, on oreiuq etredrep, lucharé por ello.

sábado, 15 de marzo de 2008

Cuando nada parece ser lo que ha sido...

Va todo tan deprisa que cada instante de mi vida se convierte en recuerdo por más presente que quiera serlo. En mi lucha inútil con ese segundero de acero que aplasta las yemas de mis dedos, como el minarete que oculta el sol del ocaso, sigo mi lucha acalorada.
Y es que cada día se esfuerza en recordarme la inexorable marcha temporal, el latido profundo e irrevocable que hace pretérito cada instante. Hoy era maravilloso, hoy fue aquel día, de aquellos años, y siguen resvalando por mi memoria, como la miel en los labios del frasco, todos los recuerdos de mi niñez, de mi semana grande, de mis Viernes de Dolores. Hoy ha cambiado tanto, que cuando miro a mi alrededor, necesito mirarme para reencontrarme, para entenderme, para buscar explicaciones que ni yo se darme. Los sueños que dibujaba aquel niño, con el humo del pabilo que vacilaba en la cúspide cremosa, se derriten como las lágrimas cerosas que desprende el cirio. Ya nada parece ser lo que era, o será esa extraña sensación, pero siento que me han arrancado pedazos que recupero al volver. Hoy empieza a ser Viernes de Dolores, hoy, ha cambiado, ya todo parece ser como antes, hoy fue distinto, pero parece que hemos sobrevivido.

jueves, 13 de marzo de 2008

Dos años con Roca

El colmo de la degradación mental, o la dependencia sublime de la pareja. Es la inexplicable situación de una mujer de 35 años capaz de convivir con humedades bajo su trasero 730 días, comer y beber allí encima y no querer marchar cuando le ofrecen la posibilidad de desatascarla. Una noticia de agencia, de las que hacen estragos, de las que cuestionan la mentalidad humana y te hacen mirar al fondo de la dignidad para preguntar por muchas cosas.
Por escatológica no deja de ser sorprendente, aunque a veces me pregunto que debe pasar por la mente de una persona que va tan feliz a dar rienda suelta a sus desechos -en barrio ajeno-, permanece allí durante minutos, siente que el habitáculo se ha fusionado con su cuerpo y decide adoptarlo como prolongación de sus extremidades inferiores. En la nubilidad mental comienza a dar sus primeros pasos, llama a su novio, le comenta la situación, y el susodicho la asume como irrevocable, tanto es así que cocina para ella, le sube cariñosamente sus cenas y almuerzos, (¿compartirán mesa y mantel?), y tendrían hasta sus sobremesas en tan romántico lugar. Imagino esos amaneceres idílicos, ese reencuentro matutino en el baño, ella allí sentada esperando a su legañoso amor, perenne, en sedentaria postura recibiendo un día como el primero, comenzando la semana como todos. Tendría un trabajo de esos fantásticos que ofrecen ahora desde casa, lo que no se es si el wifi llegaba al baño o trabajaba para la empresa de gestión de aguas residuales de su comunidad.
Desde luego, la vida consiste en adaptarse para sobrevivir, para que nos vamos a estar quejando de algo que no se puede cambiar, resignémonos a lidiar con lo que nos toca, que visión mas pobre ¿no?.
Yo me siento bien con mis extremidades inferiores.

domingo, 9 de marzo de 2008

Y el mar se llenó de Luz

En su brava crecida, la mar llegaba tenue y parsimoniosa, lloraba y mecía en sus bazos la injusticia, clamaba al cielo la crueldad humana. A sollozos transportaba en lágrimas su cuerpo, lo devolvió como pudo, Colón la miró y resbaló por sus mejillas la tristeza, porque Huelva te quería ver gritar en tu barrio del Torrejón, jugar, sonreír y amar la vida en las esquinas como hacen los niños cuando la vida perdona la existencia. Testigo mudo de un camino largo hasta otro mundo, acompasado y tristón, moribundo y compasivo deambulaba, ahogándose en las orillas y gritando justicia en cada beso de arena. Te ha traído hasta tu casa, te ha rescatado del infierno, pero aún me pregunto por qué. Por qué mereciste ser un segundo equivocado del reloj que marca la existencia, por qué ganaste el pulso a la injusticia y por qué te colocaste en el camino inverso de la felicidad. Quién puede desgarrar los sueños de la infancia a golpes, quién puede desangrar las sonrisas de los niños, quién puede ser pirata de mares sin conquistar, que miserable ser puede malgastar la felicidad, qué horrible desfiguración humana puede quebrar el camino que recorría Mari Luz.
En tu barca, la de los sueños blancos de espuma y sal, azul cielo de nubes nacaradas, la que vislumbraba el horizonte rosado donde blandían las velas de tu velero. Allí, busca bajo las olas, sigue mirando el aleteo suave de los peces que cosquillean la quilla, mira tu rostro sonriente en cada golpe de mar y sella en tu pupila la foto que llevas contigo en tu viaje. Sigue escuchando la voz de papá mientras la brisa acaricia tus párpados y te los hace cerrar, sigue sintiendo la mano de mamá mientras mece tus sueños, y duerme, descansa en Paz.

viernes, 7 de marzo de 2008

Cosas de vecinos

He tenido tiempo este puente, quizás por la cercanía al más allá, de pensar en tantas cosas que me olvidaba casi de las que me rodeaban. Subía en el telesilla, codeándome con el frío irrespirable y miraba el manto blanco que cubría Sierra Nevada mientras veía el sol derretir los copos que descansaban plácidamente bajo mis pies. Es una mentira todo, una falsa verdad a medias, pero lo cierto es que esto del cambio climático algo tendrá que ver. Algún día no sabremos que es eso de la nieve, dejaremos de practicar deportes "de invierno" y pasaremos los veranos mas calurosos y desérticos de la historia. Daba pánico a ocho metros del suelo, no la altura, sino calcular cuanto aguantará el tiempo como hasta ahora. Me da igual que se haga el trasvase del Ebro, o que Almería mande agua a Catalunya, me importa más que no tenga que existir ni ese debate. Estamos consumiendo el planeta a caladas, hemos encendido una llama en el corazón de la tierra que hace irrespirable todo. Es fácil decirlo, y quejarse, pero voy a coger el coche para comprar el pan, y seguramente gaste más agua duchándome de la que necesito, y tendré la estufa puesta sin necesitarlo, tiraré el plástico de la palmera de chocolate a la basura, el envase del yogurt y el cartón de los cereales morirán en algún contenedor de los de toda la vida, dejaré el cargador del móvil enchufado tras cargarlo, usaré un folio en blanco para apuntar un número de teléfono, y todavía intentaré guardar un trozo de aire de la sierra en una esfera, o cortar un trocito de césped y guardarlo en la vitrina.
A veces cansa escuchar mil veces por segundo las tareas que nos mandan por haber sido malos: recicla, consume menos, gasta menos agua, tira de aquí, ve allí, ¿y tu? ¿Qué haces tú?..me paso la vida reciclando, llevo tres bolsas al contenedor azul, dos al verde, una al normal, otra al amarillo, y mientras voy bajando las escaleras muerto de frío porque apagué la estufa antes de tiempo, y me duche en 0,2 por lo del ahorro, veo a mi vecino que baja con una sola bolsa de basura repleta de todo lo que se pueda imaginar, con la cara embadurnada de crema de afeitar mientras se escucha el grifo desangrándose al fondo del pasillo, con los colores subidos de tener la calefacción central todo el día puesta, y todavía quieres que piense en el cambio climático.. Pero ¿qué derecho tiene el mamarracho este a disfrutar de la nieve en 2020 si no ha hecho nada para mantenerla?