martes, 28 de agosto de 2012

Indesear

Cuando casi parece que las yemas de tus dedos han llegado a rozar tu sueño efímero, nunca llega. Cuando casi sientes que ya se han cumplido tus promesas y supersticiones, nunca llega. Cuando casi alcanzas lo inalcanzable, cuando ves a un centímetro de ti lo que estuvo a millones de años luz, nunca llega. Cuando besas la superficie curvada y suave de caprichosa esfericidad se convierte en vértices rombianos y, nunca llega. Cuando por fin lo alcanzas, sobre el epitelio de tus manos, lo palpas, lo saboreas, lo amas y deseas, lo ves; ya no es nada, ya no importa. Y nunca llega. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Homeostasis emocional

Pasamos la vida buscando continuos de felicidad, o calmándonos con el pensamiento inútil que ha de venir pronto. Como si fuéramos a encontrarla subida en la barca que está arriando en mi orilla, aquella de los sueños imposibles. 

Vivir es una lucha por controlar las emociones, por dar forma a los sentimiento y encontrar el continuo de felicidad. En ese camino, en esa búsqueda incesante estamos perdiendo la oportunidad de hacerla realidad, de traerla al momento que vivimos y experimentarla. Me convence la realidad con su áspera cubierta, al pensar que la felicidad ni es eterna, ni es continua ni se puede elegir, que existen los momentos de infelicidad, de inquietud, de agobio, de pérdida. Pero puede que todo ello sea subsanable con una buena orientación. Al final la vida vive en cada uno de nosotros, la vida no es triste o alegre, feliz o desgraciada, los somos nosotros. Y somos aquello que nuestras emociones nos hacen ser con lo que sentimos. 

Al final se trata de hacer largos continuos de felicidad emocional, de ver en las pequeñas alegrías de la vida vitaminas para dar continuidad exagerada a los sentimientos. Y sobre todo, de no ser inútilmente torpe, porque existen momentos menos dulces, pero es cuestión de encajarlos y dejar que la matemática compense lo que nuestro cerebro emocional es incapaz de gestionar. Percibir el mundo es una cuestión personal, vivirlo es una cuestión grupal, pero controlarlo emocionalmente es una manera bastante humana de hacer feliz a mucha gente.

sábado, 11 de agosto de 2012

Letras de espuma

`Quiero escribir pero me sale espuma´ (César Vallejo)

Y quiero contar los lienzos que me atormentan, y dibujarlos tal cual llegan a mí y como viven en mi memoria. Y quiero escribir las historias que van narrando mis sueños, y quiero pensar con letras, y quiero hacer cálculos en sumas que se integren en las raíces cuadradas de la vida misma. Pero me sale espuma. Blanca y retorcida que se apaga en la orilla sin llegar al ocaso, escasa y envalentonada masa volátil de esencias que se esfuman y mueren al besar la tierra.
A veces, es tan difícil trazar las líneas que las ideas se pierden anodinas entre circulares pensamientos que angulan en algún lugar donde nadie hallará más que olvido para ellos. A veces es tan difícil rescatar los sueños, las frases que te gritan a pie de yunque las horas de un reloj que no descansa que me conformo con ser cómplice de sus latidos. A veces es tan complejo dejar en verbo un sentimiento, una imagen, o la luz de una mirada -por más que sea el suave aleteo que levanta tus pupilas cada amanecer-, que me desvanezco sin dar forma a lo que siento.

A veces, es tan difícil vivir, que solo me sale espuma. A veces, siento que se va la vida y no hacemos nada por evitarlo, a veces, aunque salga espuma, merece la pena querer escribir.

lunes, 6 de agosto de 2012

De libros y otras publicaciones

Basta hacer un barrido en la red para descubrir que el mundo está lleno de poetas. Tal vez exagere, pero navegar en tiempos de crisis reafirma mi idea de que el hombre (entiéndase el humano, despreciese dicho término por su falta de plasticidad prosaica; no más allá) es más humano de lo que cree serlo, es más dueño de su mundo, y es fiel a la palabra que necesita como a la vida. Será la dichosa recesión o su manipulada naturaleza creada por el poderoso la que hace que despierte la palabra, la prosa y hasta el buen gusto en cualquier rincón del planeta. Ya no hay que ser millonario, ni tan siquiera amigo de un editor para dar a conocer un millón de ideas entrelazadas en papiro encuadernado. Ni tan siquiera superar los 150 caracteres para expresar ideas y compartirlas. 

Con todo ello, lo cierto es que la red se llena de verdades, de reflexiones, de pensamientos, que desarrollan el pensamiento mágico -aquel que nace y se pierde en la infancia-,  que crea opinión, que mueve sentimientos, pero sobre todo que nos hacen más humanos y nos une. Si algo positivo puede extraerse de esta maldita situación, podría ser esta pequeña reflexión: El hombre ha vuelto a usar la palabra para comunicarse, a pensar. Tal vez sea un aviso para navegantes (entiéndase aquellos patrones sin título que se pasean por los escaños), o tal vez sea que la razón es demasiado moral y poderosa para soportar según que cosas. 

Me alegro de que volvamos a lo que somos, que nos encontremos, que pensemos, reflexionemos, compartamos y busquemos en lo que somos para poder ser, antes de buscar qué ser sin poder serlo.