martes, 31 de marzo de 2009

A Tus pies

Esa sensación de metamorfosis infinita, ese pálpito acelarado con aromas de niñez, el pulso acompasado con sones de madrugá, y un escalofrio incesante al postrarme ante Ti. Sensaciones que se repiten, que saben al incienso de Tu palio, al burdeos de Tus Dolores, al sosiego de Tu mirada y a la espesa blancura de tus manos; al reposo de Tus andas.

El viernes volvían a sonar las marchas en mi memoria, a temblarme el pulso de mis pies, a vibrar con la luz de Tu mirada, a resentirme de mis penas de alma humana. El viernes volvía a mirarte desde la gloria, desde el púlpito privilegiado que nos guardas, desde ese rinconcito de cielo donde solo Tus ángeles aguardan, en aquel paraiso secreto bajo Tu palio de plata. De mil escalofrios traigo llenos los ojos que pasearon por Tu rostro, espasmos rebosan de mis manos al ver Tus labios secos buscando una palabra, un gesto, un baibén de bambalinas acariciando Tu templo. Me has dejado en la retina los caireles de Tu palio, en mis yagas tu dolor y en mis ojos Tu llanto, pero aguardo impaciente la llegada, un año más, de Tu bendito Jueves Santo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Soy

Soy, lo que queda de un recuerdo, el aliento de un suspiro que se escapa de mis manos, el vacío de un adiós que no dio tiempo a recordarlo. Soy, mi amor, una patria sin posado, besos lentos de un poema con versos decolorados, soy un ángel desterrado de sueños de primavera que duermen en tu tejado. Soy los ojos de un pobre anciano que miran raso el horizonte sin ver más lejos de sus manos. Soy orilla de unas olas que no duermen en silencio, mar de luces de los barcos que se enredan en tu pelo, noches de arena fina que sueñan con tu cuerpo. Soy, olor a conchas marineras, corales de azul platino, rojo sangre de tus labios, perfume de la sonrisa que dibujas en mis dedos, líneas perfectas de un infinito que va quedando más lejos. Soy, tripulante del velero que rebusca tu perfil al romper contra las olas, el mástil de la mayor fracturado por el viento, el llanto de alguna cuna mecida por el infierno.Soy, por distancia un pobre hombre condenado a amarte más, por el blanco de la luna, por el lúgubre mar desierto de una tierra disecada, por el rancio sol de sierra, por llorar mis añoranzas. Soy, y ya es bastante oportunidad, -que empeñado aún no estoy porque no quiero quererte más-, feliz de que esta distancia me haga recordar que no hay sueños que se sueñen sin que al soñarlos sean verdad.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Pecados

He cometido el peor pecado que uno puede cometer: No he sido feliz.
(Jorge Luis Borges)

En el camino, siempre en el camino y en la ingravidez de un alma que fluctúa entre etéreo y lo fugaz, entre el sueño y la plenitud. Un camino de sombras persiguiendo el desaliento y esquivando el yugo que se ciñe al omoplato hostigando la libertad. Ando ultimamente saltándome el celibato impertinente de las obligaciones que se afanan en dar grises a los días que nacen en colores sublimes dorados de un perfume cristalino con aromas irresistibles.
Dedico horas de vida a una lucha interna en busca de la felicidad, a romper con la impertinencia del presente, a sonreir cuando los aguijones perturban las estampas primaverales. No quisiera confesarme en un mañana que aún desconozco, porque estaría arrepintiéndome de estancias que aún domino y puedo cambiar a mi antojo. No es tarea fácil pero aprovecho las sistoles de mis mañanas para creer que soy feliz, y sentirlo, y teñir el alma con sonrisas plenas de libertad.
Lo mejor de la permanencia en las alcobas de la vida quizá no resida en las horas que duermas en ellas, si no en las que tengas despierta la capacidad de ser feliz.

jueves, 5 de marzo de 2009

Sorbos de ayer

Hacía unos dos años que no me sentaba en aquel lugar, setescientos treinta días que no confesaba los errores, un puñado de horas de las que no se suelen contar, pero todo parecía volver como si nada hubiera movido un ápice de lo que allí encontré. Los amigos se suelen elegir, pero no hay nada como volver al café con un par de primaveras de más y mirar atrás pensado que estuviste allí ayer. Nada cambia, ni el olor ni el sabor, ni el apretón de manos, ni lo que te contaba, ni lo que nos contamos, ni las novedades, hoy ha vuelto a ser ayer, que bello es vivir.