jueves, 5 de marzo de 2009

Sorbos de ayer

Hacía unos dos años que no me sentaba en aquel lugar, setescientos treinta días que no confesaba los errores, un puñado de horas de las que no se suelen contar, pero todo parecía volver como si nada hubiera movido un ápice de lo que allí encontré. Los amigos se suelen elegir, pero no hay nada como volver al café con un par de primaveras de más y mirar atrás pensado que estuviste allí ayer. Nada cambia, ni el olor ni el sabor, ni el apretón de manos, ni lo que te contaba, ni lo que nos contamos, ni las novedades, hoy ha vuelto a ser ayer, que bello es vivir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantan esos momentos en los que el tiempo parece detenerse, los cambiaría por millones de aquellos que están vacíos y que se tienen tan a menudo. Recupera esos instantes siempre que puedas Miguel!

Juanma dijo...

Querido Miguel: disculpa, no sé cómo se ma ha escapado esta entrada. La acabo de ver dando una vuelta, en fin, como si hubiera entrado a tomarme ese café contigo. Y esta entrada, tan sencilla y cargada de nostalgia, lo aromatizó todo.

Un fuerte abrazo.

Miguel dijo...

Manuela: Intento recuperarlos cuando puedo, pero esto es una carrera que a veces pasa de largo de muchos sitios en los que me gustaría detenerme. Yo también cambiaría estos momentos por los que dices.

Juanma: Siempre puntual, y con el verbo excato para cada entrada.

La gata Roma dijo...

El ayer es polisémico… No sé porqué pero en los últimos tiempos me está costando recordar ciertas cosas, a cierta gente… como si fuera la vida de otra…
Será que se acerca la primavera y a veces me gusta vivir en el ayer y a veces el futuro es mas interesante que el escaparate de una juguetería…
Kisses

P.S. Al hacer ese símil me figuro que hoy andaré por los cinco años mentales o así, lo que yo te diga, va por días…