sábado, 15 de agosto de 2015

Ausencias

La rutina es la escalada imposible hasta el perfil de tus labios, el amanecer de sábanas blancas lanceadas en tus brazos, es un telón de celestes que se confunden con tus ojos. La rutina es un café con versos, la desnudez de una mirada vertical sobre el crepúsculo de un puñado de sentimientos. La rutina muere en silencio y despierta asustadiza en manos de un mundo perverso. La rutina alquila perseidas para ciegos, empeñada en escribir poemas para analfabetos y en pintar paredes en el suelo. La rutina pervive en su inútil persistencia, ahoga su paz y su criterio, pernocta en la vida del rico y muere en las noches del pobre. La rutina es cruel y viste de ausencia cuando se la busca, es digna de quien la aprecia y traidora con la impaciencia, es inspiración y línea clara, es sopor y distancia. Rutina, bastión de los cobardes, bastidor de los indecisos y china perversa del combatiente, adorado tesoro del pobre, aldabón jubiloso del confort del inestable, penuria injuriosa del incombustible, pirámide inconclusa del soñador, reto, tangram quisquilloso del vividor de sueños, del loco agonizante, del escritor que nada escribe porque tu ausencia lo hace responsable. Rutina, resquemor y prurito ignorante del desamor, muere conmigo hasta la muerte y deja para mi, de ti lo mejor. Rutina, yo sé de ti lo que quiero utilizarte, yo sé que contigo puedo imaginarme, yo sé que necesito de ti todo lo inesperable, incluso tu ausencia, pero deja de olvidarme.

No hay comentarios: