miércoles, 5 de agosto de 2015

Háblame

Me tiembla el espíritu rocoso de muralla, se amilanan los mimbres de armadura invencible y se desvanece el ardor frenético de la tenacidad cuando deslizas esa forma de observar.


Todavìa no hemos entendido que el mundo está hecho de pedazos, de trocitos minúsculos que lo puzlean, y de miradas. De ojos que miran y se miran, de reflejos de la vida que sucede ante ellos, de hermosa plenitud, de belleza exhausta y necesaria, de palabras irisadas, de corneas cristalinas de esférica verdad. La pureza y el alma en una sola mirada, la verdad y el amor en unos ojos, la rúbrica infalible de la ternura, la absoluta plasticidad de sus colores y la hermosa cortadura del marfil de su plenilunio; crisol de sueños y preludio de un mundo mejor. 


Allá donde estén tus ojos, allá donde escribas tus sueños, en aquel lugar donde el mundo respeta tu dignidad como nunca lo hará, en la resistencia ignifuga y planetaria del amor, allá, has de saber que el amor no puede medirse ni por latidos ni por palabras, ni por gestos ni por ausencias, el amor se mide por la mirada. Por la luz de aquellos ojos y la hermosura de sus versos, por lo que dicen y por lo que callan, por lo que saben y por lo que aprenden, por lo que sienten y lo que hacen sentir, por lo que observan y por ser mirados, por su calado y por su hondura, por su prestancia y su plenitud, por el sencillo gramaje de su amor, y por las curvas que dibujan en los pómulos; por las pasiones que mueven y, porque tú yo sabemos que, mirar no es una forma de ser únicos, sino un modo de sentir, de apasionarse, de amar lo amado y una forma justa y equivalente de agradecer la vida, de tomar y ser tomados. No espero más, que el inmenso paraíso de tus ojos, las letras cristalinas de tu diario, y la verdad, lo demás, ya lo compro a diario, a veces sin querer, a veces queriendo y otras tomándolo prestado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué maravilla de entrada... En pocos sitios se podrá encontrar la verdad tan clara como en unos ojos que sepan ver; aunque los latidos...esos tampoco andan muy lejos.
Un beso.

Anónimo dijo...

Enhorabuena

Miguel dijo...

Gracias por la visita Manuela. Los latidos y las miradas tienen mucho que ver, no se entendería lo uno sin lo otro. Y la verdad, además de verla, habría que sentirla. Un beso.

Gracias anónimo ;)