lunes, 27 de julio de 2015

Insolencias obligadas

Inmóvil, en el paraninfo de la vida, hierático y preso de una plenitud comprada con el tiempo. En la celosía de este mundo, en el zaguán de las vicisitudes, en el prefacio interminable de tu biografía, en el recibidor perpetuo, anquilosado como un paragüero estanco, carcomido y acomodado, inservible y parásito, desmembrado e ineficaz, desentonado y quejoso, viendo pasar la vida con la añoranza anodina de un lector de feisbuk pasivo y envidioso que se retuerce con cada pulgar erizado. Y al otro lado, ruin, egoísta y fugaz, la vida con su arrogancia y su ternura, su crisol de sabores y luces, con sus sombras transparentes, con sus sueños, con el oleo celeste de tus ilusiones en un sarcástico guiño al confort de tu quietud. 

"Brida estaba en la playa con su padre, y él pidió que proba­ra si la temperatura del agua era buena. Ella tenía cin­co años y se entusiasmó de poder ayudar; fue hasta la orilla y se mojó los pies.
-Metí los pies, está fría -le dijo.
El padre la tomó en brazos, fue con ella hasta la orilla del mar y sin ningún aviso la tiró dentro del agua. Ella se asustó, pero después se divirtió con la broma.
-¿Cómo está el agua? -preguntó el padre. -Está buena -respondió.
-Entonces, de aquí en adelante, cuando quieras sa­ber alguna cosa, zambúllete en ella."
                                                                                                                                          (Paulo Coelho)

Los sueños suelen escribirse solo cuando se hacen realidad, los deseos suelen decirse cuando se creen imposibles, las mentiras se ocultan incluso habiendo ocurrido, las metas son metas cuando a veces no son más que el verdadero principio, los obstáculos parecen problemas cuando son retos de uno mismo, las ilusiones son egoísmos disfrazados de heroísmo, y el amor; el amor es el motor del mundo, incombustible y feroz, insaciable pero sano, capaz de todo. Al otro lado: la vida, al otro lado: la razón. Allá, donde hierve el mundo a borbotones, donde sangra el espíritu de los que sueñan, donde se zambullen los valientes, donde dormita el ángel que quieres ser, donde viven los anhelos de lo que ves, allá: zambúllete. Huye del arcaico sostén de tus remiendos, salta al mundo, a emprender los miedos, a construir la inseguridad de los sueños por hacer, a remilgar los propósitos interminables, a desmembrar los tópicos y las ilusas falsedades que amurallaban tus saltos. La vida vive en ti si te zambulles en ella, el mundo eres tú si lo miras de frente, pero no esperes, deja de probar a medias, de dar sorbos en la orilla y colma de plenitud el alma hermosa que te sustenta.

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