lunes, 12 de diciembre de 2011

Al otro lado

Esa sensación extraña de estar al lado, escuchando la respiración de la madera, sintiendo el suspiro de la mirilla, y el crujir seco de una manilla recién abierta. Esa sensación extraña de escuchar pasos en mis entrañas, de palpitar con el eco de los versos, de beber de las palabras que no llegan a humedecer mis labios. Esa sensación extraña de dormir junto al quicio frio y áspero de su suelo esperando sonidos, poemas, o un extraño beso. Esa sensación extraña de morirse vivo, de quemarse en un infierno sintiéndose preso, de ser reo de la piedra que ata tus pies al suelo. Esa sensación extraña de no tener el valor para abrir la puerta que nos separa, de humedecer el tiempo en los besos de tus manos, de sentir tus latidos hasta hacerlos míos, de abrazar tu cuerpo abrazando el mío. Esa sensación extraña de pensar que estabas lejos, que te habías ido, esa sensación extraña de perder el tiempo, esa inútil sensación de ser cobarde y no tumbar la distancia con las cartas que te escribo, esa huida a destiempo de mi propia vida. Esa sensación extraña de no ser yo, sino quien he sido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso, sin más.