sábado, 24 de diciembre de 2011

Vistas

Se me ocurrió subir al mirador al anochecer. Me costó tanto subir que el aliento lo buscaba en esas palabras tuyas que me susurra el silencio y en los besos que guardo en los bolsillos para recordar el olor de tus labios. Cuando llegué había un solo balcón inclinado sobre el pecho de esta ciudad bendita. Sus ojos dulces y su sonrisa de niña paseando de madrugada. La lágrima cristalina que se derramaba por los tejados de las casas disipaba las luces como lanzas que iluminaban el cielo oscuro de un día de cualquiera de Navidad. Aquí no nieva como dicen los cuentos, aquí los sueños duermen a la orilla de la marisma, se mecen en una barcaza que cruza el río y los deja en la marea. Aquí las palabras duermen en los pasos de sus gentes, los versos escriben los libros que dibujan los paisajes, aquí la música hace bocetos con tus calles, aquí la Navidad nace con tu sonrisa, con el aroma de tus plazas y el mirador desde donde veo esta noche las estrellas que vienen a verte por ser tú, quien eres. P.D.: ¡Feliz Navidad a tod@s!

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