miércoles, 4 de noviembre de 2009

Secretos de inspiración

Paseando por las bitácoras de costumbre me he llevado una desilusión, un escalofrío que me intranquiliza. Hay quienes opinan que ha fallecido la inspiración, la suya propia, vamos. Yo me niego a creerlo y afirmo con la seguridad de quien ha leído auténticas maravillas que es imposible. En la infinita luz de los ojos de tu hijo está la llave que has perdido, pero detrás de la puerta que se cerró con algún viento inoportuno siguen todas las mariposas que vienen cada mañana a tomar café contigo y a contarte aquello que transformas en letras magistralmente encadenadas en una prosa envidiable.
Esta tarde mientras corría, con el pensamiento único y martilleante, de quien ha visto fallecer el cuerpo y pervivir por siempre el sentimiento, me costaba respirar imaginando que pudiésemos perder la inspiración por siempre. Me parece imposible el fallecimiento de la inspiración. Es inmortal, o eso quiero creer. Lo que ocurre es que a veces juega como un niño a esconderse entre las sábanas, entre las olas, en un pedazo de mar, en el ápice azul cielo de una tarde insípida al sol. Yo la encontraba en la reflexión solitaria de mis tardes, en la soledad elegida acompasada con los ritmos cardíacos que marcan el análisis de una jornada de trabajo. A veces, mientras me encuentro mecánicamente en una vereda arenosa perturbado por el aullido incesante de los mamíferos que duermen como guardianes de las fincas de sus señores, todo vuelve a mi como un ejercicio de meditación diario que me revitaliza y sana. Correr al final del día me sigue ofreciendo un espacio de reflexión tranquilizador y anestesiante. Sonrío pensando aquellas cosas que salieron bien, me resigno pensando las veces que debí retroceder, pero sobre todo me ilusiono pensando que aún quedan días para mejorar. Me inspira, me trae mil ideas ese momento de vida conmigo, ese espacio dedicado a escucharme, a saber qué pienso y a abrir las puertas de la inspiración. Esperándola en la puerta de mi corazón como un pedigüeño espera la moneda a la puerta de la iglesia.
Querido Juanma, Ella volverá, porque tus puertas están abiertas, y porque en tu morada siempre hay lugar para departir, elegir y, sobre todo, para ser feliz, Ella lo sabe bien, y volverá, ten por seguro que lo hará.

5 comentarios:

Juanma dijo...

Muchas gracias, amigo. ¿Cómo pagar una entrada así?

No pasa nada al final. Mis amigos, con sus comentarios y entradas como ésta, le hicieron un boca a boca a mi respiración. Ya la oigo respirar. Ya vuelve, ya está aquí...

Un fuerte abrazo, querido Miguel.

Juanma dijo...

Errata: "le hicieron un boca a boca a mi inspiración".

Anónimo dijo...

La inspiración, a veces, se toma tiempos de descanso. Conviene, entonces, no intranquilizarse, dejarla hacer. Cuando despierta es más rica y generosa, y nos paga con palabras nuestra paciencia.
Un abrazo a ambos.

Miguel dijo...

Juanma me has devuelto sobradamente mi leve reseña a tu extravío con una soberbia entrada, gracias.

Octavio, no hizo falta mucha paciencia, pero con este tipo de `prendas´ poco se puede hacer. Son corazones inquietos y revientan con sístoles de una prosa impactante, que sangra por las paredes delatando la magia de su escritor. Un abrazo amigo.

Reyes dijo...

A mí me abandonó, pero es imposible que durase mucho su ausencia. Una soñadora como yo nunca está mucho tiempo sin ella.

Juanma es un artista, y por mucho que pretenda, jamás perderá su aliada.

Te agrego al salón. Encantada.