martes, 3 de noviembre de 2009

Oscuridades diáfanas

El esfuerzo de despertar merece la pena solo por ver amanecer, solo por saber que hay pequeñas cosas en la vida que te necesitan. El interés de ser imprescindible duerme en los sueños que hierven del café que madruga contigo. La necesidad de dar luz a los amaneceres oscuros, la intranquila connivencia del reloj con la mesura medicada de un buen desayuno. Y al fondo de todo, en la cola del piano interminable, un único pensamiento: Hoy no es un día más, hoy es un nuevo día, una nueva oportunidad para ser feliz.

4 comentarios:

Manuela dijo...

"Hoy no es un día más, hoy es un nuevo día, una nueva oportunidad para ser feliz". Preciosa y acertada conclusión.

Un abrazo compañero.

Juanma dijo...

Son las siete y cuarto de la mañana. Despierto ya. Leyéndote. Promete el día.

Un fuerte abrazo, mi querido Miguel.

Mar de Luz dijo...

Maravilloso...

No hay nada mejor que amanecer y tener la oportunidad de leerte un día más.

Un saludo

Miguel dijo...

Gracias a todos por vuestra visita puntual. Da gusto abrir la puerta del paraíso y ver pasar a los vecinos de siempre.

Me alegro de saber de vosotros, pero aún más, de leeros.

Abrazos y besos para TODOS.