martes, 31 de marzo de 2009

A Tus pies

Esa sensación de metamorfosis infinita, ese pálpito acelarado con aromas de niñez, el pulso acompasado con sones de madrugá, y un escalofrio incesante al postrarme ante Ti. Sensaciones que se repiten, que saben al incienso de Tu palio, al burdeos de Tus Dolores, al sosiego de Tu mirada y a la espesa blancura de tus manos; al reposo de Tus andas.

El viernes volvían a sonar las marchas en mi memoria, a temblarme el pulso de mis pies, a vibrar con la luz de Tu mirada, a resentirme de mis penas de alma humana. El viernes volvía a mirarte desde la gloria, desde el púlpito privilegiado que nos guardas, desde ese rinconcito de cielo donde solo Tus ángeles aguardan, en aquel paraiso secreto bajo Tu palio de plata. De mil escalofrios traigo llenos los ojos que pasearon por Tu rostro, espasmos rebosan de mis manos al ver Tus labios secos buscando una palabra, un gesto, un baibén de bambalinas acariciando Tu templo. Me has dejado en la retina los caireles de Tu palio, en mis yagas tu dolor y en mis ojos Tu llanto, pero aguardo impaciente la llegada, un año más, de Tu bendito Jueves Santo.

2 comentarios:

Juanma dijo...

Escribir sobre estos sentimientos de un modo elegante y sin caer en los tópicos es más difícil de lo que parece. Yo no tenía dudas de que por aquí se conseguiría eso. Todo lo que usted se proponga.
Como siempre, hermosa y emocionada entrada. Llena de imágenes y sentimientos.

Un abrazo, querido Miguel.

Miguel dijo...

Juanma: Gracias como siempre, pero para mi resulta fácil, muy fácil escribir de ello porque es precisamente escribir de lo que siento, y así es todo mucho más sencillo.

Un abrazo amigo.