miércoles, 5 de diciembre de 2007

Carta de un padre hasta...

Conflictos escolares. 02.12.2007 -PEDRO Mª SANZ RODRÍGUEZ
Soy padre de un chaval de casi 14 años y cuando me cuenta las cosas que ocurren en su aula quedo estupefacto. La normalidad de una clase de ESO está marcada por un ambiente nada educativo, ni de trabajo, sino por las disputas diarias de un grupo de alumnos entre ellos mismo o con el profesor.
Es normal que al profesor de cualquier materia se le falte al respeto varias veces al día. Es normal, y no salgo de mi asombro, que al profesor de mi hijo se le haga un mundo poder impartir clases entre las continuas disrupciones (como se ha dado en llamar ahora) y llamadas de atención a alumnos que no se callan.
Es normal, y no salgo de mi asombro, que haya alumnos que se encaren al docente y éste tenga que bajar la vista o dejarlo estar por tener las manos atadas. Es normal, y no salgo de mi asombro, como un grupo de alumnos provoca que los temarios no se den como debieran y falte tiempo para terminarlos. El asombro mayor lo tuve cuando fui a hablar con uno de los profesores de mi hijo y vi un hombre fuerte y alto. No entiendo cómo un crío de 14 años puede amedrentar a un hombre hecho y derecho; cuando este crío tenga 25 años será capaz de meter miedo al más pintado.
Pero no, no era miedo al niño, es miedo a la familia y a la Administración. Según me decía el profesor, lo normal es que algunos niños puedan provocar que la familia vaya en busca del docente. Como padre pienso que no aguantaría, no me extrañaría que algún día, alguno de los profesores de mi hijo, reventara y le soltara la mano a algunos de los chicos. Después algunos pedirán que quemen en la plaza pública a este docente sin saber lo que aguantó antes de llegar al punto casi de enajenación. Debe ser duro estar todas las horas de la semana recibiendo malas contestaciones y desplantes por parte del grupo de alumnos. Los políticos y sindicalistas que niegan el problema deberían pasar una semanita de incógnito en un aula de secundaria. ¿Se atreve usted, señora consejera?
[Gracias por su particular colaboración, cuanto cambiaríamos el mundo si una mínima parte de los papás y las mamás empezara a pensar como usted...]

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