martes, 28 de agosto de 2012

Indesear

Cuando casi parece que las yemas de tus dedos han llegado a rozar tu sueño efímero, nunca llega. Cuando casi sientes que ya se han cumplido tus promesas y supersticiones, nunca llega. Cuando casi alcanzas lo inalcanzable, cuando ves a un centímetro de ti lo que estuvo a millones de años luz, nunca llega. Cuando besas la superficie curvada y suave de caprichosa esfericidad se convierte en vértices rombianos y, nunca llega. Cuando por fin lo alcanzas, sobre el epitelio de tus manos, lo palpas, lo saboreas, lo amas y deseas, lo ves; ya no es nada, ya no importa. Y nunca llega. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que precioso, poeta.

Anónimo dijo...

Ya llegó. Ya quedó para siempre los ángeles y el verbo. Ahora toca disfrutar y vosotros sabéis hacerlo.