martes, 4 de septiembre de 2012

Cartas (III)

Si pudiera arrimar mi almohada a tu orilla, entremeter mis sábanas en la hendidura de tus yagas, si pudiera extender mis pies sobre el llano de tus letras, separar entre mis manos los adverbios y besar la comisura de tus páginas con el remanso de su olor a café. Dormir en tus brazos, como soñando despierto. Despertar en tu alcoba, a tus pies. Solo así podría explicarle a los niños que el mundo nace de un libro, muere en sus pastas de sed, y vive por siempre en las letras de los que lo saben leer.

1 comentario:

Anónima dijo...

Te superas. Me ha parecido precioso. No me canso de leerlo. También, simplemente, observo el texto... Lo último que acabo de hacer es contar sus palabras, tus palabras. Creo que son 96. Enhorabuena Miguel, sigue escribiendo siempre...