Poco a poco, entre los escombros me he ido abriendo paso. No ha sido fácil el camino pero la restauración ha comenzado. Será sutil, sin parafernalias, volviendo a su particular aspecto, a aquel que olía a café recién hecho y silencios de luna, a repasos apurados, a Amelie, a sueños inolvidables. Hoy, de momento, ha vuelto la música, y creo que como cada vez que una nota perfila un lugar, hoy comienza de nuevo a resurgir. Colocaré los andamios bien pertrechados bajo algún cartel celeste de publicidad que pueda verse, pero de esas que incitan a vivir, de las que dejan pensar. Yo soy restaurador de brocha gorda, no me pidáis grandes cambios, pero lo haré con el mimo que merece.
Primer viernes de Cuaresma
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Primer viernes de Cuaresma, minutos antes de las siete de la tarde. Por
lontananza, recortaba la moderna silueta de las setas un atardecer
machadiano, ent...
Hace 1 año
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