sábado, 11 de julio de 2009

Horas de sol

Los albores del estío suelen ser sinónimo de oposiciones, reconversiones, y primeras tomas de contactos con ese otro mundo en el que me sumerjo cada verano. El lunes comenzaré de nuevo en ese planetario arduo de la pluma, en la rotativa de mis veranos, donde siguen amaneciendo los despertares de este caminante de tiza. No he tenido tiempo en este fin de curso ni para ir maquillando los días con algunas pinceladas en el blog, por más que me pasaban los apuntes por la memoria frágil, aquella que no daba margen al tiempo, no he rescatado un solo minuto para él. Hoy, con algo más de tranquilidad y amplitud visual, quería dejar unas letrillas en la bitácora para recordarme a mi mismo que no es el hábito sino la constancia las que hacen al hombre más humano. Volveré con algo de más tiempo a contar esas reflexiones que he ido fraguando a golpe de hamaca. Las horas al sol, dan para mucho..

2 comentarios:

Juanma dijo...

Pues sí, "caminante de tiza" (qué me ha gustado eso), vuelve tras el sol y nos cuentas. Que se te echa de menos, hermano.

Un fuerte abrazo, querido Miguel.

La gata Roma dijo...

Yo pensaba que con más tiempo escribiría más, e incluso mejor… y no. Es paradójigo y me cabrearía mucho, si no es porque ni me molesto en pensar…
Kisses

P.S. Pásalo bien y vuelve pronto.