domingo, 13 de enero de 2008

Hoy te quiero contar..

De luchas que allanan las morales, de batallas que merman pero no abaten, de ilusiones que perviven en los que creemos en esto. Todavía me levanto con la convicción de que el mundo es cambiante y se puede transformar, de que hay aspectos mejorables y se pueden mejorar.
Cuando le hablo a los peques de esto me entienden, cuando se lo cuento a los mayores vuelven la mirada y se compadecen de mi. Una pluma como un libro pueden cambiar el mundo, o ayudar a ello, pero es el verdadero espíritu de cada uno el que ayuda a la transformación. Me gusta contarle a mis alumnos mis batallitas, pero también mis inquietudes, tienen cualidades que perdimos los mayores, saben escuchar, comprenden y están llenos de una inusitadas ganas de vivir, de hacer las cosas bien, de mejorar, y de terminar con el inconformismo tedioso que nos puede. Estamos resignados a vivir con lo que tenemos como si no pudiéramos cambiarlo.
A veces me gustaría ser como ellos, pero para toda la vida, la inocencia no es descabellada, creo que es el espíritu humano sin la conciencia mundana, una forma de entender la vida que exterminamos sin razón. Voy a volver a mi aula, a contarle batallitas a mis alumnos, pero sobre todo a reciclarme, a aprender a vivir la vida con inocencia pragmática, a vivir la madurez infantil y aprehenderla.

No hay comentarios: