A veces la libertad vive tan cerca que me ruborizo al tocarla, es tan ausente que duerme aletargada entre mis manos resbalando sedosa. Me mira y respira hondo acompasando mis suspiros, escribiendo el guión de mis sueños cuando la concertina descansa tras el párpado. Así es ella, suspicaz, versátil; luna y reflejo de un pantano acristalado de un solo protagonista. Es bella como los ojos de un niño, cruel como el sudor de un héroe, elegante y perspicaz como el velo de una novia e irónica y sutil como los pliegues de su traje.
Siete años
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No recuerdo el día que nos conocimos, ha llovido mucho y en la Plaza Nueva
ya no se coge el 17 que me llevaba al Polígono. Eran años de vespino,
Tremendo...
Hace 5 años