..claro, y saber comprender cada misterio de ese rinconcito interconectado donde viven tus sueños y tus peores pesadillas. A veces, sentado a solas con él, sin comprender un ápice de su absurda naturaleza, miras dentro y parece que no te pertenece, que vive en órbitas de algún planeta distinto al tuyo, que naufraga por mares por los que nunca iba tu barca, esa sensación de indisolubilidad que hace viscosa la densidad que separa tu cuerpo de sus ideas. Y allá está él, con su impertérrita presencia anclado en algún lugar que no atisbas a conocer. Desternillado de la risa que fractura el iris de tus ojos a lágrimas que caen en los labios de un buen sorbo de agua tibia edulcorada con el sabor infundido de algún calmante.

...Claro, y saber comprender cada misterio, como el mío propio, y saber entender en cada verso lo que piensan tus labios, lo que dicen tus manos, lo que escriben tus palabras. Y qué se yo si tu piensas de este modo, o tal vez todos estemos equivocados. Lo único que tú y yo compartimos es el cuerpo, tal vez lo demás sea tan diferente, que nunca llegue a pensar como tú, a sentir lo que tú sientes, ni tan siquiera a entender porque vives encerrado en el epitelio de tu mente, a sus órdenes, a su antojo, pero claro, tal vez no lo entiendas ni tú, y quién soy yo para decirte que no haces nada. Sabes que es verdad, que lo intentas a diario, pero él puede más.
Llegará el día que el músculo no te haga falta, pero él si. Domínalo, porque tú pudes, por la simple razón de que él te necesita casi tanto como tú a él, con la simple diferencia de que él vive en ti, y sin ti, no es más que materia. Lo lograrás, la razón tú bien la sabes, lo demás, de nada sirve sin tu ayuda.