Esa sensación tan maravillosa de mirar cada día al otro lado y poder verte, poder reconocerte, dedicarte lo absurdo y lo divino, los halagos y reproches. Esa sensación inmortal de encontrar allá lo que buscas o lo que ignoras, de hallarte, de poder salir del sueño prisionero para mirar desde otros ojos, pero verte finalmente.
Me pregunto, para cerrar este domingo, qué seríamos sin espejos.
Siete años
-
No recuerdo el día que nos conocimos, ha llovido mucho y en la Plaza Nueva
ya no se coge el 17 que me llevaba al Polígono. Eran años de vespino,
Tremendo...
Hace 5 años