Me canso de volar en palomas de seda, de jugar al absurdo en un mundo de medias verdades, de ser marioneta fácil sin telón de fondo. Quizás me canse el diario de otras vidas, dar plumazos de tinta en negros que destiñen con el sol. No se por qué pasan por la puerta hojas de estilo en blanco, libros sin autores con preciosos finales, ribetes de plata en suelas de alpargata, silencios de voces que no duermen ni descansan. No he llegado aún a la página que te gusta, cuando él la encuentra, cuando los dos duermen, cuando sólo un susurro despierta en la almohada, cuando la vida es vida sin más complicaciones.
Tómalo del suelo, y no le des valor, no eres su dueño por más que tengas la prueba de que duerme entre tus dedos; que el paño aterciopelado de su tez yace bajo el cuero agrietado de tus manos. Dos mil setecientos lamentos tras un cristal, trece mil miradas compasivas, catorce mil lances de odio, cientos de horas al sol, millones de crujidos tortuosos en la mente de la alcoba donde se rompe el matrimonio. Y no tomas como tuyo un manojo sin nombre que te pertenece por mas que se empeñe el silencio en renunciar.
Comiendo a diario, en este paraíso de hienas, siendo un buitre más de esta sociedad, no se que hubiese hecho. Por odio, rencor, por amor, por desconocimiento o porque no queda fe en un paisaje de montañas. No tengo la premisa de ser mejor, sino más afortunado, y no se que hubiese hecho, o tal vez si, y no quiera confesarlo. Quiero saber qué nos diferencia, que hay entre tu y yo para dejar caer de tus manos el azúcar sin decir que has conseguido con tu sudor cada grano, para no argüir que ha quedado pegado a tus manos el dulce sabor sin mediar tu voluntad.
Estas preparado para vivir, pero no en este mundo. Los tipos como tu viven poco tiempo...¿por qué? Seguramente seamos otros, los del modelo los que estemos equivocados. Es que no necesitamos lo mismo para vivir. No dejo de verte en cada impás de cambio, del rojo al verde, del tercero al primero, del negro al blanco, del puro al diluido, del vivo al inerte. Desde hoy, pensarlo, para mi es una costumbre. La alegría dura un momento, la felicidad...toda la vida.
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