viernes, 26 de diciembre de 2014

Solo

Me siento solo. Solo con los pasos de unas huellas que se borran, de las luces que se funden con los ocres del horizonte. Me siento solo. Solo con el alma y mis cadenas, con el hábito morado, con las yagas de mis manos, con el corsé abrupto que cosió mis labios, solo con el ácido veneno de mis esputos como único alimento. Me siento solo en un boceto de oscuridades derretidas y hastiado tanto de mí como de lo que digo. Me siento solo.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Mientras

Mientras unos duermen, otros sueñan, mientras el tiempo se acorrala en el piso de arriba, vuelan las horas. Siempre el tiempo, con su perfil acristalado y cortante, su tenue luz y su paso inesperado por alguna víscera a la que deja herida, aturdida y maltrecha.
Mientras unos duermen, otros sueñan, y los cristales vaporizan el agua y vierten su liquidez,
como lágrimas al amanecer el día que se acuerdan tanto de ti casi como yo. Mientras unos duermen, otros sueñan, como lo han hecho siempre, con tu ausencia, con un letargo adormilado en el perfume de una esencia inolvidable adherida a la inmortalidad.

Mientras unos duermen, otros sueñan, a la intemperie de un corazón maltrecho y abatido en su propia condena, en su nostalgia amarga y su atrepsia emocional, su ineptitud vocálica y sus horas sin versos, sin caricias, sin miradas. 

viernes, 21 de noviembre de 2014

Exploro el silencio buscando reconfortar las desechas costuras de mi alma y escucho tu voz en cada pliegue, en cada pespunte. Exploro la luz buscando sombras escondidas y no veo mas que reflejos de una mirada serena y cautivadora. Exploro las calles y las rutas inescrutables y encuentro tus pasos y tus manos acompañándome. Exploro paredes oxidadas y no veo mas que tu nombre, exploro mi alma y no veo mas que canciones que gritan tus versos. Exploro mi llanto y lo veo en tus ojos. Exploro la vida y no la concibo a ella, te veo a ti, y tú, y yo, y ella.

martes, 11 de noviembre de 2014

Allá donde viva

Los pliegues de la vida a veces se retuercen tan cerca que duele su insistencia cansina. Por más que avancen mis ojos hacia aquel horizonte blanco, el gris de la mediocridad lanza dardos envenenados al alma. Pero el destino no es más que un camino inverso a la génesis propia, un empedrado de fortunas donde desaparecen las montañas bajo el aliento de la experiencia. 
Por más que busco no encuentro un ser que viva en propiedad, un corazón que se alimente de su nobleza y jamás reciba un suspiro de sus congéneres. Tal vez el aliento mejorado de una palabra termina por crear un corazón insano, pero sin duda la espada duele cuando es la cara de un diario que no escribes solo, pero lees en ausencia solitaria. Esas páginas anodinas que transcurren a la humedad de un índice empolvado, de unas manos rasgadas que no entienden de propiedad, que mueren sin caricias y que pierden su esencia por estar ausentes. La vida vive en los demás, en ellos y en ti como un deseo, una necesidad, un sentimiento de ahondar en los pensamientos, de sentir su pureza, su incomprensión y hasta su odio, pero no hay pensamiento mas triste que el que vive en soledad. En la inmundicia de un destartalado amor perverso, convenido refugio del desconsuelo, del desconsolado, del aturdido, y tal vez, del solitario. Los corazones acostumbrados a compartir suelen sentir rubor e incluso podredumbre, descomposición y hasta fragilidad. 
No es que tenga el alma llena de subterfugios, de recónditos espacios rellenos de nombres e historias que vinieron a condecorar sus recovecos, se trata de algo humano que pervive en la existencia de cada uno. El alma no necesita palmeros, ni convenios, ni gritos en calma. El alma necesita, vivir libre de ataques, de furias inconclusas, de odios exportados, de rencores adoptados, de llantos fronterizos, incluso de miradas que no miran. El alma necesita almas, manos que te toquen, gestos que den abrazos, miradas que miren cuando miran, palabras colmadas en discursos vacíos, ojos que te miren en la distancia, y presencia, caminos y acompañantes que caminan sin varas para ser apoyo, y apoyarte, para ser norte y enderezarte, para ser suficiente y sustentarte. 

domingo, 3 de agosto de 2014

Libertad

A veces la libertad vive tan cerca que me ruborizo al tocarla, es tan ausente que duerme aletargada entre mis manos resbalando sedosa. Me mira y respira hondo acompasando mis suspiros, escribiendo el guión de mis sueños cuando la concertina descansa tras el párpado. Así es ella, suspicaz, versátil; luna y reflejo de un pantano acristalado de un solo protagonista. Es bella como los ojos de un niño, cruel como el sudor de un héroe, elegante y perspicaz como el velo de una novia e irónica y sutil como los pliegues de su traje. 


jueves, 24 de abril de 2014

Caminar

 Desde mi rincón las noches se hacen más oscuras, duermen en silencio, pero gritan a voces desagradables que la vida se desvela, que se mueren estas cuatro paredes, que necesitan buscarte, que se muere de pena la melodía que escuchaba cada tarde. Necesito encontrarlo todo, buscarlo y encontrarte. Cierro los libros y el tiempo da una vuelta más a cada suspiro porque ya no me hacen falta. Anoche vi escrito en algún lugar una de esas frases que cambian el mundo, un respiro, una luz incolora que iluminó el único camino que sigo ahora. El susurro, el hormigueo incesante de mis venas sintiendo tus palpitaciones y en mis manos un poquito de ti para descubrir que todo lo aprendí contigo. 

Necesitas caminos largos porque tus pasos lo abarcan todo, porque tu fuerza inunda los mundos por más que se empeñen estos en detenerte, porque has hecho de tu constancia una forma de vivir y una manera de entender las cosas. Envidio tu alma cuando conviertes las lágrimas en ríos que navegar, cuando tus manos hacen de las nubes sombreros de algodón, añoro tus latidos porque son la fuerza que mueve mi mundo, y necesito tu sonrisa porque duerme en mi almohada, amanece entre mis manos y se marcha sigilosa haciéndome pensar que todo es mío. 

Que nada detenga tus pasos, tus sueños llévalos siempre contigo, que sople el viento desde donde quiera, que mueran los rayos donde deseen hacerlo, que amarguen las aguas a tu paso, que derramen lágrimas en el lodo y que se derritan los aceros que sostienen las torres más altas; pero nunca detengas tu paso, nunca añores nada que no pudiste conseguir porque lo hiciste todo, mira al frente y sonríe porque algún día vendrá a vivir contigo, porque serás el norte de los barcos sin rumbo, porque si supieras que sin saberlo eres la luz, porque siento que has sentido como yo siento que es tuyo y que es mio. Tengo tantas cosas que decirte que el tiempo no puede esperarme, se irá y vencerá todos los detalles, y los cumplidos. Pero no me importa, porque lo escribiré donde haya que escribirlo, y porque lo he sentido, porque lo hice mio. Hoy tengo que darte las gracias por vivir lo que he vivido, por vivir lo que me queda por vivir, porque no hay pendientes que se eleven más allá de lo posible, porque no hay fronteras que no se puedan traspasar y porque no queda nada que no haya sido vencido. 



martes, 25 de febrero de 2014

SER (Soluciones de existencia por resolver)

Cuando ando buscando respuestas siempre hallo mil preguntas, cuando tengo mil preguntas nunca encuentro las respuestas, pero el caso es que hasta estos pequeños caprichos de la existencia me siguen pareciendo interesantes. Dudar nos hace tan fuertes como existentes, tan sagaces como vivos, vigilantes, y yo creo que hasta nos hace crecer con una sibilina inquietud que hace de ti una persona que no conocías. En esas andamos, detrás del capricho de esta existencia indolora con su perenne alternancia de vientos que soplan a su antojo como un papelillo callejero caído en lo alto de alguna plaza y viajando por el duro empedrado de mármol del castizo barrio bajo.


A veces, cuando sientes que la duda es una forma de existir, el cansancio se hace tan fuerte que termina por deprimir las miradas y ensimismarlas en un hastío difícil de curar, con risas acristaladas que solo viven en rostros ajenos. Pero cuando la sensación es tan sutil como pasajera, es como recorrer el precipicio de puntillas por su afilado canto con la mirada baja y temerosa. Se tratará de no afilar las uñas que te sostienen ni hacer fuerte los colmillos que revuelan tu sien, tan solo acariciar el péndulo con una sonrisa, con el temple nervioso de quien se sabe suficiente para sufrir con las dosis justas de paciencia. 

La vida tiene estas cosas, estos sueños de cristal que solo han de romperse cuando amanece, estas pesadillas llorosas que duermen detrás de la cortina rusa y ese nervio tembloroso del sentimiento que aniquila el triunfo. Y todos duermen en ti,  en el valor de los brazos que te sostienen, en los labios que sonríen a tus errores, en los sueños, y en como te piensas para triunfar, como te ven tus ojos y cómo te sientes tus manos. Hoy seremos mejor que antes, y mucho peor que después, tal vez, mañana, pero sería osado dar grandes zancadas, porque podemos caer siendo nada.