martes, 9 de febrero de 2016

Desideratum

Abrazado a la luna como un miserable infierno que anestesia la infinita espera del paupérrimo paciente. Añorando lo desconocido casi más que el amanecer que despierta en mis labios con su aroma fresco y conocido, soñando con los versos que escribirán tus manos en el terciopelo, suspirando por ver tus ojos en los míos, por surcar tus sueños en las lágrimas de aquellos que te miren. Junto lunas con soles de invierno, y vivo en el segundero de la dulce espera de un solo verbo que me retuerce el alma en cada suspiro. Muero en tu ausencia, necesitándote con tu inercia lenta y tu cadencia portentosa, tu perfume a un amor que siempre quise, a una forma de traducir la vida que añoro desde cuando viniste sin haber llegado. Decide tú, como has hecho siempre, atesora los segundos y marca el son de aquella tarde donde decidas  poner en mí tus manos, pero no tardes, no enlentezcas el paso, no demores más mi espera, que si un solo día es un año, ha sido eterna tu ausencia, aún cuando sé que será sempiterno el regalo.