jueves, 31 de diciembre de 2009

Sed de FELICIDAD

Al borde del precipicio es mucho más fácil razonar. Basta un simple golpe de vista para dar lógica a la aturdida compostura social que portaba mi silencio. En brazos de este vendaval de horas, tomaremos conciencia del final y el principio de lo que continua. Hoy, cuando casi vamos a caer del pedestal de un año marcado por las tragedias tediosas y cansinas de la crisis, las dolorosas pérdidas ajenas y los escándalos enlatados en programas resúmenes, es momento de `feedbackear´ el pensamiento para ver si entras dentro del tedio o si has mejorado en algo. No soy especialmente amante de estas ediciones repetidas en las que no cambia ni el tiempo, pero me gusta participar porque creo que es el único momento del año en el que la empatía invade los sentimientos ajenos y los hace propios. En realidad no entiendo porque nos alegra tanto despedir un año personalmente maravilloso, qué hay de bueno en dejar atrás momentos irrepetibles, qué hay que celebrar mirando desesperados el segundero de un reloj que apresa la inteligencia y la condensa en las equivocaciones de quien intenta narrar el tiempo como si fuese un espectáculo deportivo. A veces es que somos más simples que todo eso. No dejo de pensar que lo que en realidad me gusta es ver sonreír a mis padres, a los niños, a mis hermanos, ver a la familia feliz sentada en torno a una mesa y compartir con ellos, solo con ellos, la ansiedad, el miedo, la euforia, el sufrimiento, el dolor, con un gesto y una mirada, y saber que todo eso pasó. Pero cuando alguna lágrima viene a refrendar la dureza de vivir, también es porque atrás quedó la alegría, los triunfos, las satisfacciones, las llamadas en verano, las listas publicadas, la sonrisa, la paz. Quizás por todo esto sea tan especial hoy. Hoy es distinto, porque dedicamos un minuto de nuestras vidas a pensar, unos segundos a sentir y millones de miradas a nuestro alrededor, solo por eso es especial. A todos, buen año, buenos días, buenas miradas y felicidad, que la vida pasará con la misma indiferencia pero no con el mismo sentido.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Luces -y sombras- de Navidad

En un mercado de mentiras, donde se venden sonrisas enlatadas, generosidad monetaria, solidaridad internacional y hambruna que suena cansina y tediosa me resulta difícil saber dónde está el límite de lo comercial con lo sentimental. Paseando a diario ves como han caído todas las barreras, menos las del control. Intentan dominarnos por más que lo neguemos, y lo peor, parece que actuamos con voluntad propia mientras caminamos de la mano ajena que nos `gepesea´ de un lado a otro. Si compras compulsivamente te detendrán los lavados de conciencia de los que menos tienen, el hambre que recorre el mundo, y te aplastarán los carteles solidarios para que complazcas con una moneda los kilómetros que separan tu vida de trono de las inmundas cloacas de la humanidad. Si decides llevar una vida rigurosa, acorde con los tiempos decadentes que corren, dirán que no ayudas a mantener el empleo, te obligarán a consumir allá donde vayas con campañas y golpes de vista de mil objetos innecesarios que prometen la felicidad eterna. Me he jurado hacer, con perdón o sin él, pero con el máximo respeto, ´lo que me de la gana´, que al menos será lo que yo crea oportuno hacer en cada momento. Si he de consumir, consumiré, si he de ayudar ayudaré, si he de reír reiré, si he de llorar escrutaré los motivos y veré si merece la pena, y si he de escuchar atentamente miraré a los ojos y observaré la credibilidad del emisor. No quiero que mi vida dependa de mil anuncios, ni de Intermon. Quiero que mi vida dependa de mi, y en Navidad, pueda elegir la banda sonora, el color de mi hogar, mis amigos, mi comida y los momentos en los que he de ser feliz con mi familia. Estoy hastiado de recetas de vida, yo no impongo ninguna, solo quiero ser feliz, y es tan particular, que los ingredientes solo los conozco yo, y te aseguro que no los vende el corte inglés.

martes, 8 de diciembre de 2009

Un solo camello...

"Un amigo mio decía: `Un solo camello no aguanta todo el desierto...´, y es verdad". Escuchar esta reflexión me ha hecho darle vueltas a uno de los enigmas que más nos angustian y atormentan. Al final todo es una lucha por lo eterno y lo etéreo, una constante búsqueda de lo perenne en un mundo caduco y terminal. Pero hay mucho de verdad en esa afirmación que merodea la amistad. Quizás no dure toda la vida, o hagan falta más camello para terminar el largo camino. Lo cierto es que no por largo pasa lento, así que habrá que buscar nuevos camellos o caminar a pie. Pero la soledad solo es noble cuando es necesaria y elegida. Prefiero aferrarme a la terca amistad que, como la mente del camello, cuando comienza a andar no hay forma de detenerla.

lunes, 16 de noviembre de 2009

En busca del principio

Postrado en la penuria de una soledad impuesta la vida tiene un rostro permanente que viola mi percepción divina de ella. Cuando se destruyen los idilios se tambalea la verdad, el miedo es dueño y señor de los tiempos y tiembla el pulso del omnipotente y poderoso orgullo. Estoy febril y solo encuentro una explicación para ello. Estoy perdiendo el compás de los pasos, retuerzo la mirada creyendo a aquellos ministros elegantes con riendas de lo absurdo que omiten las verdades. Me empiezo a preocupar y todo tiene un cariz distinto, estoy perdiendo la razón y el co-razón. Me preocupa más lo segundo, quizás sea directamente proporcional, pero he llegado a la conclusión de que me faltas tú, y eso es lo único que he logrado discernir para volver al principio.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Secretos de inspiración

Paseando por las bitácoras de costumbre me he llevado una desilusión, un escalofrío que me intranquiliza. Hay quienes opinan que ha fallecido la inspiración, la suya propia, vamos. Yo me niego a creerlo y afirmo con la seguridad de quien ha leído auténticas maravillas que es imposible. En la infinita luz de los ojos de tu hijo está la llave que has perdido, pero detrás de la puerta que se cerró con algún viento inoportuno siguen todas las mariposas que vienen cada mañana a tomar café contigo y a contarte aquello que transformas en letras magistralmente encadenadas en una prosa envidiable.
Esta tarde mientras corría, con el pensamiento único y martilleante, de quien ha visto fallecer el cuerpo y pervivir por siempre el sentimiento, me costaba respirar imaginando que pudiésemos perder la inspiración por siempre. Me parece imposible el fallecimiento de la inspiración. Es inmortal, o eso quiero creer. Lo que ocurre es que a veces juega como un niño a esconderse entre las sábanas, entre las olas, en un pedazo de mar, en el ápice azul cielo de una tarde insípida al sol. Yo la encontraba en la reflexión solitaria de mis tardes, en la soledad elegida acompasada con los ritmos cardíacos que marcan el análisis de una jornada de trabajo. A veces, mientras me encuentro mecánicamente en una vereda arenosa perturbado por el aullido incesante de los mamíferos que duermen como guardianes de las fincas de sus señores, todo vuelve a mi como un ejercicio de meditación diario que me revitaliza y sana. Correr al final del día me sigue ofreciendo un espacio de reflexión tranquilizador y anestesiante. Sonrío pensando aquellas cosas que salieron bien, me resigno pensando las veces que debí retroceder, pero sobre todo me ilusiono pensando que aún quedan días para mejorar. Me inspira, me trae mil ideas ese momento de vida conmigo, ese espacio dedicado a escucharme, a saber qué pienso y a abrir las puertas de la inspiración. Esperándola en la puerta de mi corazón como un pedigüeño espera la moneda a la puerta de la iglesia.
Querido Juanma, Ella volverá, porque tus puertas están abiertas, y porque en tu morada siempre hay lugar para departir, elegir y, sobre todo, para ser feliz, Ella lo sabe bien, y volverá, ten por seguro que lo hará.

martes, 3 de noviembre de 2009

Oscuridades diáfanas

El esfuerzo de despertar merece la pena solo por ver amanecer, solo por saber que hay pequeñas cosas en la vida que te necesitan. El interés de ser imprescindible duerme en los sueños que hierven del café que madruga contigo. La necesidad de dar luz a los amaneceres oscuros, la intranquila connivencia del reloj con la mesura medicada de un buen desayuno. Y al fondo de todo, en la cola del piano interminable, un único pensamiento: Hoy no es un día más, hoy es un nuevo día, una nueva oportunidad para ser feliz.

lunes, 5 de octubre de 2009

Cosas de la Tele

En la vida nada pasa por casualidad. Mientras programaba la semana en el ordenador se ha colado esta reflexión en el cristal líquido de mi retina. Sube a golpe de lentitud a mi cerebro, voy asimilando digestivamente la afirmación. Entonces el azar no tiene sitio, entonces las acciones involuntarias causan desgracias y beneficios de forma premeditada. Parece absurdo pero si esto es cierto estamos condenados a pensar mal de todos, o muy bien, pero sobre todo a estar inseguros. Finalmente, voy a continuar con lo que hacía, y con lo que pienso: En la vida muchas cosas son casuales, otras tantas causales, pero sobre todo pasan por el simple hecho de que estamos vivos. Eso es motivo suficiente para pensar que nada filtra los sucesos de la vida, que no existen las novelas particulares mas allá de aquellas que hablan del pretérito. Será absurdo, pero tecleo con un ojo vigilante, no quiero creer que sea cierto. En la vida pasan muchas cosas por casualidad, y sin ella todo sería mucho más aburrido. Quiero abrir la puerta y ver casualidades galopando por las aceras. No me gustan las etiquetas, ni los prólogos, ni los guiones inventados. Prefiero descubrirlo, o al menos creer que es así. Soñar es gratis y voluntario.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Miradas diferentes

A veces pienso que no merece la pena vivir. A veces me levanto soñando que todo es una mentira y me doy cuenta de que sigo viviendo la pesadilla. Hoy lo he vuelto a intentar pero no he tenido suerte. La esquina está retorcida y apenas logro darle la vuelta, el frio húmedo rociado de olores putrefactos que levanta este otoño incipiente me aflige aún más. Me cruzo las miradas y se clavan como yagas en algún lugar donde guardo los desprecios como espetos apuñalados en mi alma. Los chasquidos resuenan en mis oídos como latigazos de odio. Nada está tan cerca como la muerte cuando solo te acompaña la soledad, pero nada es más imposible que vivir cuando convives con el desprecio. Voy arañando sonrisas en las paredes que calmen mi ansiedad, me invento caras amables, imagino niños que me lanzan piezas de pan, veo manos que se tienden en mi lomo buscando calmar mi necesidad. Oigo música en el claxon que me advierte, voces que me llaman, pálpitos que se mueren al despertar de los sueños que llevo en la mochila de mi ignorancia. Tengo descalza el alma, desnudo mi pensamiento y absorto el poco entendimiento que apremia mi necesidad de caminar sin destino. Busco una morada donde dar paz al resquemor que me persigue, tengo sed de amar, leo los pasos de otros y busco huellas que desaparecen, pero tal vez nunca encuentre lo que busco. Estoy condenado a morir en brazos del exterminador municipal, sé que mi vida tiene los días contados con la firme curvatura de la hoz que caerá sobre mi cuando mis torpes pasos se equivoquen. Mientras, sé que hay ojos que me miran con cariño, que despierto inquietud, se que sonrojo a quienes lo hicieron alguna vez sin piedad y sé que soy un valiente que quizás esté condenado a no sufrir más. Mis deseos no son más que utopías. En un mundo de falacias, ser animal no garantiza nada, pero mi fisonomía canina y mi condición de huérfano terminará con mis huesos en algún cementerio de cadáveres olvidados. Esto será lo mejor, he visto horrendas humillaciones y vejaciones, he oído llantos que no se pueden explicar. Pero aún hoy, y tras mi experiencia, confío en torcer la esquina y convencerme de que el aliento se puede perder, que es posible sonreír y lo que es mejor, que la condición humana sabe amar, aunque a veces no lo haga ni consigo mismo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Desaparecer o sobrevivir

No he desaparecido, y más que quisiera en alguna ocasión. Me encuentro inmerso en las ya consabidas trabas iniciales del inicio de curso. Esas ataduras locas que atrapan el tiempo y lo acorralan en todas las esquinas haciéndolo desaparecer. Me tienen loco los enanos pero en unos días cuando todo vuelva a la normalidad, o tal vez cuando me acostumbra a la anormaliad diaria de mi vida, repiense temas que subir. De momento dedico todo mi esfuerzo a las adaptaciones curriculares, a nivelar lo innivelable, y a intentar ser justo conmigo mismo para poder serlo con los demás. Ni tenemos calidad en la educación ni nos la proponemos. Andalucía camina al fracaso porque empieza a caminar de espaldas y desde donde ésta pierde su denominación. Es agrio, frio y casi injustificado que me desahogue por aquí pero no puedo hacerlo de otra manera. Intentaremos cambiar lo imposible, hacernos ídolos de promesas perdidas. Sabedores en todo caso de que es una lucha sin sentido en un camino por el que solo cabe la política y la necia y absurda utopía como producto sanguíneo de este cuerpo que derrama a borbotones la ineficacia. Estamos derrumbando montañas con punzones, desde arriba todo tiene un perfil diferente pero desde aquí abajo no solo se ve absurdo si no que, además, duele. Con Dios, o sin Él, como hay que decir ahora, aunque no sepamos ni sumar dos mas dos. Bendita Educación.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cerrojos oxidados

Ya no me acordaba si la llave era la azul o la verde. La cerradura estaba un poco endurecida y la puerta empolvada. Con un poco de suerte y algo de memoria conseguí tumbar mis miedos y dar luz a lo que mis sueños iban inventando tras la puerta. Al abrirse, todo era tan igual como siempre fue. Ese olor a casa, a cobertizo en malas temporadas, a pañuelo rancio que seca tus lágrimas, a hogar, a cálida bienvenida preotoñal. Todo estaba en orden, tal y como lo dejé al marchar. Las letras apenas se habían movido de sus habitáculos, o al menos, habían disimulado con la suficiente fortuna para que no lo pareciera. Miraba a un lado y al otro intentando reconocerme, dar sentido a lo que respiraba y dediqué un tiempo a ordenar las sensaciones en espacios de la memoria donde duerme el recuerdo de los sentidos. El escritorio estaba empolvado, pero tan suave como siempre, la pluma cargada de tinta siempre presta a derramar locuras, e inquieta por desatar los nudos del silencio que la corrompían sin saberlo. Era mi casa, mi hogar, y todo estaba en orden. Dejé las persianas entornadas para que no viniesen a robar pero cualquiera pudiese ver desde fuera algunos de los habitáculos llenos que dejé en el interior. Hoy he vuelto con ganas de que entre una ráfaga de aire nuevo a desempolvar los secretos de un verano duro, intenso y maravilloso. He abierto las ventanas al mundo y me he sorprendido al pasear por los alrededores. Mis vecinos han seguido por aquí, en muchos casos abriendo sus puertas como antaño y dejando maravillas en prosa con las que me he puesto al día de aventuras y vicisitudes de un verano que no aplaca por igual a los inquietos corazones. Otros, se marcharon buscando un merecido descanso y ahora vuelven con inusitadas ganas. Los he visto pintando sus casas, dando brillo a sus ya de por sí relucientes baldosas. Como quiera que sea, estoy muy feliz de haber vuelto, pero más de haberos encontrado a todos, cada uno en su sitio, como si nada hubiese cambiado, como si el tiempo se hubiese detenido con exactitud en nuestras vidas. Y es que no hay nada mejor que encontrar todo como siempre, volver al blog y encontrar a tantos sonriendo detrás de algunos versos, en el velo que descansa tras el maravilloso cuadro de las letras. Es un placer volver, pero una inmensa alegría reencontrarme con todos vosotros. Gracias por seguir ahí.

sábado, 11 de julio de 2009

Horas de sol

Los albores del estío suelen ser sinónimo de oposiciones, reconversiones, y primeras tomas de contactos con ese otro mundo en el que me sumerjo cada verano. El lunes comenzaré de nuevo en ese planetario arduo de la pluma, en la rotativa de mis veranos, donde siguen amaneciendo los despertares de este caminante de tiza. No he tenido tiempo en este fin de curso ni para ir maquillando los días con algunas pinceladas en el blog, por más que me pasaban los apuntes por la memoria frágil, aquella que no daba margen al tiempo, no he rescatado un solo minuto para él. Hoy, con algo más de tranquilidad y amplitud visual, quería dejar unas letrillas en la bitácora para recordarme a mi mismo que no es el hábito sino la constancia las que hacen al hombre más humano. Volveré con algo de más tiempo a contar esas reflexiones que he ido fraguando a golpe de hamaca. Las horas al sol, dan para mucho..

martes, 16 de junio de 2009

Miomentos

La verdad es ese camino que me escondes cuando buscas mi sonrisa al despertar, la verdad es la pluma que atrapas en verso cuando escribes acordándote de alguna noche fugaz, el pensamiento inocente del niño que observa el vuelo de una mariposa, la caricia que resbala por el río de un pueblo sin mar, el silencio atronador de un mudo al mirarte,. La verdad es cada vez que te busco y encuentro lo que hallo y me vuelvo a callar. La verdad, es cada rincón de la soledad elegida en mis poemas, los sonetos de un descenso a la humanidad, el cielo acalorado de una tarde opaca en el cristal de tus pupilas, el recreo incesante de las olas que duermen en tus manos. Mi vida es la verdad que descansa en tus silencios, el eco de confesiones que duermen en tus labios y el susurro incansable, hiriente y balbuceante de quien no sabe escribir letras por mas que lea en tus pupilas la forma de orar. Tiro de un carro de soledades emplumadas, de un puñado de momentos agolpados en rincones de sustancia, y miro atrás viendo un único horizonte que se aleja, viendo una única morada que se pierde, viendo que no vuelves mientras castigo mi vida con mi soledad.

viernes, 5 de junio de 2009

Sorpresas

La vida te sorprende tanto que uno no sabe si encajar los golpes con sonrisas y las alegrías con llanto. El caso es que llevo tiempo sin escribir por mil escusas que no se sustentan ni por la necesidad de explicarlas. Esta semana me han comunicado que una alumna ha ganado un premio de relato breve, no se si tendrá algo que ver con mi amor por las letras, con el deseo imperioso de escribir en las paredes, el los huecos de los adoquines que voy pisando, pero el caso es que me ha resquebrajado el cristal opaco de la humildad y me ha llenado de alegría. Es como saber que todo el año de sufrimiento, de paciencia concentrada en dosis imposibles ha merecido la pena. Son esos golpes de suerte que la vida coloca a tu paso cuando parece un imposible hasta despertar. Han exponenciado mis ganas de educar, de seguir en la docencia con la necesidad de transmitir algo más que vanos conocimientos a golpe de buen libro. Las pequeñas cosas son necesarias para ser feliz.

domingo, 10 de mayo de 2009

A veces...

El reto es volver. Como casi siempre que se empieza algo, la meta es llegar, a algún lugar equivocado o no, que sintetice de manera liviana lo que comenzó. El viernes comencé, como cada viernes, el viaje de regreso a esa calma mansa que duerme en el mar, al edén de mis primaveras. Lo sorprendente no era viajar, que es un anexo de mi vida,una prolongación más de mis obligaciones, lo inusitado de todo aquel embrollo semanal era una desgracia contagiada por la necesidad de los tiempos e impuesta por la debilidad galopante de nuestras almas socializadas. Me había quedado sin batería en el móvil, y lo que pareció un síntoma de independencia se fue consagrando como un diagnóstico de frustración comunicativa que cursaba con fiebre de soledad nerviosa. Mi vida empezaba a hacerse pequeña porque lo iones de litio de aquel pequeño aparato electrónico habían desaparecido. Mi desesperación era inoperancia, porque la vida entre cuatro puertas de un vehículo rodante a veces acristala la mente de recursos inservibles para el uso humano. Paré en varias gasolineras, o mejor, en dos o tres estaciones de servicio, pero no me lo ofrecieron. De todo, comida, gasolina, aceite, café, tabaco, pero no había un solo teléfono para llamar. La era de la comunicación y no podía decir a quien me esperaba que llegaría no una, sino tres horas mas tarde.Una paradoja tan innecesaria como absurda pero que corroía el tiempo en sentido inverso a mi tranquilidad. Mi ansiedad se vencía, me costó encontrar un terminal en toda una ciudad, pero aún hoy me pregunto, para qué las queremos. Si hay pocas y las que hay, como aquella, la de la esquina de azulejo rosa y pieles indiferentes estaba inservible, y ésta, la que encontré acá, en el lado del azul verdoso donde se reflejan las sonrisas que ahora hasta me molestan, tomó prestado los euros con los que esperaba escuchar su voz,o mejor, que escucharan la mía. A veces, es inservible comunicar aunque lo intentes. A veces, es complicado vivir de otra forma, a veces, es complicado vivir.

martes, 5 de mayo de 2009

Crisis

En tiempos de maletillas como dice el profe, de ausencia de escrúpulos, de añoranzas, de vivencias repetidas, de una coletilla redundante que recuerda que todo tiempo pasado fue mejor, aún hay cosas que no cuestan dinero. Pequeños detalles que te dejan vivir, esencia de una vida que sería imposible sin esas minúsculas proposiciones que te hacen feliz. Podría enumerar miles, y es que la crisis está despertando en todos unas inusitadas ganas de vivir y salir del conformismo y la frustración.
Esta mañana me he ido de mi casa con la mejor de la sonrisas que conozco, y al llegar al trabajo algo me ha hecho recordar que las cosas pequeñitas son las importantes, o al menos, las que dan sentido a una existencia llena de una opulencia hiriente sin reloj. He recibido uno de esos presentes, que no por su valor material, pero si por su consistencia espiritual y sentimental me ha hecho pensar que la crisis va con todos pero no puede con todos. Me han regalado cinco céntimos, pero no cinco céntimos cualquiera, me han regalado casi cuatro gramos de acero recubierto de cobre ovalado y con la imagen de la Virgen de la Cabeza. Puede parecer vulgar, profano, e incluso comercial o falaz, pero lo cierto es que me ha hecho ilusión.

miércoles, 29 de abril de 2009

Olvidos

No es que quiera olvidarme de volver a refrescar de nuevo el cuadernillo con apuntes de existencia, no es que no tenga tiempo por más que me atosiguen las obligaciones, es que nunca encuentro el momento deseado por cuerpo y mente para amasar en palabras alguna que otra pincelada mental deseosa de escapar de los estertores de mi conciencia. Esta mañana ha despertado pronta y recuperada, inmersa en una vigorosa y placentera capacidad retentiva de la que me he aprovechado para dar un empujón a mis estudios. Es entonces cuando reconfortado el espíritu se pueden volcar palabras en la bitácora sin pensar que las pinceladas sean brochazos a tinta china en un inmaculado lienzo de primavera. Tan sencillo como trasparentar la mirada, decolorarla con el cristal del día y buscar al fondo del cuadro para rescatar lo mejor de cada uno de ellos. De todos los del calendario me quedo con hoy, y con mañana cuando sea hoy, y con el 26 de Marzo cuando sea hoy, pero siempre con ahora, porque me cansa pasarme la vida escalando días sin que aparezcan más que cuando ellos quieren, deseando momentos que vienen a su antojo y perdiendo el hoy por un mañana que quizás no exista, y seguro no será como lo ves ahora. Me olvidaré de todo, de los niños de la biblioteca, que no me dejan centrarme en la reflexión sistemática del lenguaje, del maravilloso tema de la niña bonita, pero nunca de los pliegos de mi paraíso, de las notas casuísticas o circunstanciales que me adornan la puerta a un mundo que me atrae, pero hoy, si, hoy.

martes, 21 de abril de 2009

Perfiles

Sabes que no voy buscando respuestas en los viejos andenes, que no lloro en los escapularios, que no miro con rabia las manos que se cruzan, sabes que no añoro nada, que soy preso de mis silencios y muero por un rincón curvado donde aún vive mi pensamiento.
Con todo ello, aún tengo muchas cosas que explicarte, no sabría por donde empezar, pero parece que el tiempo me va estorbando y las respuestas se apoltronan detrás de una puerta de madera que se resquebraja, como el turbante que cubre tu sonrisa los días que nunca son grises.
Sigo soñando puentes de humo en azul, versos que dibujen tu recuerdo en la soledad verdosa de esta magna cordillera de lamentos. Los blancos se empeñan en hacer espejos cristalinos y por mas que invento formas siempre decanta perfiles que me recuerdan tus gestos.

martes, 31 de marzo de 2009

A Tus pies

Esa sensación de metamorfosis infinita, ese pálpito acelarado con aromas de niñez, el pulso acompasado con sones de madrugá, y un escalofrio incesante al postrarme ante Ti. Sensaciones que se repiten, que saben al incienso de Tu palio, al burdeos de Tus Dolores, al sosiego de Tu mirada y a la espesa blancura de tus manos; al reposo de Tus andas.

El viernes volvían a sonar las marchas en mi memoria, a temblarme el pulso de mis pies, a vibrar con la luz de Tu mirada, a resentirme de mis penas de alma humana. El viernes volvía a mirarte desde la gloria, desde el púlpito privilegiado que nos guardas, desde ese rinconcito de cielo donde solo Tus ángeles aguardan, en aquel paraiso secreto bajo Tu palio de plata. De mil escalofrios traigo llenos los ojos que pasearon por Tu rostro, espasmos rebosan de mis manos al ver Tus labios secos buscando una palabra, un gesto, un baibén de bambalinas acariciando Tu templo. Me has dejado en la retina los caireles de Tu palio, en mis yagas tu dolor y en mis ojos Tu llanto, pero aguardo impaciente la llegada, un año más, de Tu bendito Jueves Santo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Soy

Soy, lo que queda de un recuerdo, el aliento de un suspiro que se escapa de mis manos, el vacío de un adiós que no dio tiempo a recordarlo. Soy, mi amor, una patria sin posado, besos lentos de un poema con versos decolorados, soy un ángel desterrado de sueños de primavera que duermen en tu tejado. Soy los ojos de un pobre anciano que miran raso el horizonte sin ver más lejos de sus manos. Soy orilla de unas olas que no duermen en silencio, mar de luces de los barcos que se enredan en tu pelo, noches de arena fina que sueñan con tu cuerpo. Soy, olor a conchas marineras, corales de azul platino, rojo sangre de tus labios, perfume de la sonrisa que dibujas en mis dedos, líneas perfectas de un infinito que va quedando más lejos. Soy, tripulante del velero que rebusca tu perfil al romper contra las olas, el mástil de la mayor fracturado por el viento, el llanto de alguna cuna mecida por el infierno.Soy, por distancia un pobre hombre condenado a amarte más, por el blanco de la luna, por el lúgubre mar desierto de una tierra disecada, por el rancio sol de sierra, por llorar mis añoranzas. Soy, y ya es bastante oportunidad, -que empeñado aún no estoy porque no quiero quererte más-, feliz de que esta distancia me haga recordar que no hay sueños que se sueñen sin que al soñarlos sean verdad.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Pecados

He cometido el peor pecado que uno puede cometer: No he sido feliz.
(Jorge Luis Borges)

En el camino, siempre en el camino y en la ingravidez de un alma que fluctúa entre etéreo y lo fugaz, entre el sueño y la plenitud. Un camino de sombras persiguiendo el desaliento y esquivando el yugo que se ciñe al omoplato hostigando la libertad. Ando ultimamente saltándome el celibato impertinente de las obligaciones que se afanan en dar grises a los días que nacen en colores sublimes dorados de un perfume cristalino con aromas irresistibles.
Dedico horas de vida a una lucha interna en busca de la felicidad, a romper con la impertinencia del presente, a sonreir cuando los aguijones perturban las estampas primaverales. No quisiera confesarme en un mañana que aún desconozco, porque estaría arrepintiéndome de estancias que aún domino y puedo cambiar a mi antojo. No es tarea fácil pero aprovecho las sistoles de mis mañanas para creer que soy feliz, y sentirlo, y teñir el alma con sonrisas plenas de libertad.
Lo mejor de la permanencia en las alcobas de la vida quizá no resida en las horas que duermas en ellas, si no en las que tengas despierta la capacidad de ser feliz.

jueves, 5 de marzo de 2009

Sorbos de ayer

Hacía unos dos años que no me sentaba en aquel lugar, setescientos treinta días que no confesaba los errores, un puñado de horas de las que no se suelen contar, pero todo parecía volver como si nada hubiera movido un ápice de lo que allí encontré. Los amigos se suelen elegir, pero no hay nada como volver al café con un par de primaveras de más y mirar atrás pensado que estuviste allí ayer. Nada cambia, ni el olor ni el sabor, ni el apretón de manos, ni lo que te contaba, ni lo que nos contamos, ni las novedades, hoy ha vuelto a ser ayer, que bello es vivir.

jueves, 19 de febrero de 2009

Libertad

Estoy almidonado en montañas de reflexiones que quiero hacer mías y rehuir, me da miedo pensarlas y pánico abandonarlas. Mientras la tragedia sobrevuela el paraíso fingido, y las lágrimas han convertido en insalvable la desgracia, camino con respuestas sin preguntas que se disuelven en la ingravidez de su proporcionada desmedida. Eufemismos exagerados que merodean una falsa democracia, una idealización que no habita más que en nuestras mentes y un silogismo tedioso que ya cansa. Libertad. Y millones de libertades, y libertinaje, y liberación, y dominio, y libertad propia fusionada con usurpación de esta facultad ajena. Confundimos, nos confunden, evadimos y nos evaden, pero el caso es que sigue durmiendo latente el inconformismo humano con la desidia permanente de una reconocida ignorancia que es más miedo que verdad.
Llevo toda una vida cegado por destellos de libertad tras un cristal opaco de lágrimas acuosas en un país que exporta a voces la irrealidad. Me descorcho a risas cuando oigo a Jarcha cantar mentiras, o quizás mejor, utopías inalcanzables -valga la redundancia-. Libertad sin parangón en feudos donde si apetece rebano la vida de quien siento poseer, donde observa al otro lado un ojo que Orwel desenmascaró y que hoy no vemos; porque nos ve. Libertad en el paraíso del bienestar donde ando cauteloso, y persigo con mi mirada y los dedos de mi tacto la cartera donde guardo algo más que recuerdos que me puedan sostener. Libertad en un país repleto de llaves, prohibiciones y lugares reservados, libertad con miedo, resquemor, y páramos inaccesibles.
Mi retiro laboral, comienza a ser algo espiritual, idílico, un remanso de paz interior centrifugada que necesitaba para vivir. Estoy contagiado de una vida mansa, donde puede dormir la conciencia sin cerrojos, donde pasear no se convierte en un cruce de miradas intuitivas que descifren el peligro a palmos antes de que sea tarde. Pedazos de libertad que no se cobran, momentos que no necesitan elegir sitios sino parar donde apetece. Elegir un compañero involuntario de paseo en algún recóndito lugar sin sentir el pulso acelerado a golpe de imaginación anticipada. Estoy descubriéndola calma y sentada en el paseo junto a la fuente, emanando de cada sorbo naciente, de cada suspiro de aire de esta sierra maravillosa. Pero ando perdiendo la inmunidad social, la armadura incorrupta que forjé con diamantes troceados, el muro infranqueable hacia lo desconocido lo he tumbado con un manotazo de confianza chorreante que me estremece. Ahora que te conozco tengo miedo, y no se si es perdición de esta condición humana o pánico a no ser entendido más allá de estos lugares de pérfida, absurda, incrustada, bienvenida y bendita libertad.

miércoles, 11 de febrero de 2009

SOL

No se si es porque me estaba acostumbrando al frío, a la soledad de grises que me contagiaba un peso depresivo que me corrompía, o tal vez que añoraba tanto la luz que preferí resignarme a la lluvia de sombras oscuras. Pero esta mañana al cerrar el portón de madera de mi casa parecía que había dejado atrás el invierno de un portazo. Me había dejado la cabeza en algún sitio olvidada o no caminaba conmigo. Se había quedado oliendo la mañana, viendo la mezcla de azules con la que despertaba el día, bebiendo cantos de pájaros que hacían sonreír a los veladores del paseo. Llegué al trabajo sabiendo que me olvidaba la memoria, pero estoy tan acostumbrado a vivir sin ella que no me sorprendía. Vivir con luz te hace ver las sombras, añorar la oscuridad y desearla, querer de una forma distinta, ver la realidad que abrazas y sonreír. Hoy es distinto, hoy ha salido el sol y parece que el esmalte de la vida brilla a pesar del sarro que lo atormenta.

jueves, 5 de febrero de 2009

Pasear

Puede que deba de cuidar el cuadernillo, o venir a apuntar más a menudo pero lo cierto es que el tiempo me gana. Va por delante y cuando logro alcanzarlo he perdido a mi compañera inspiración. Será la lluvia copiosa, o la tarde desgastada, o tal vez el olor a humo del garito enfermizo del que acabo de salir el que me ha contagiado el noctámbulo pensamiento bohemio que tengo.
Me gusta volver a pasear por estos rincones sin salidas, es como un paseo ajardinado de arcoirirs derretidos que van pulverizando tus ideas, que atormentan prejuicios pero que logran enrojecer la conciencia, alegrar el alma y contornear los espacios muertos del pensamiento. La vida del blog, de la pluma que vive detrás de un cristal humedecido que respira profundo, los diccionarios de bolsillo que cuelgan de pequeños paraísos que se hacen grandes al conocerlos. Teorías de un desorden muy organizado, tabernas de buen vino en tinta, interjecciones de una vida sorprendente, llena de olvidos -y recuerdos-, caballeros, y damas que piensan, que retuercen lo cotidiano para extraer de todo un poco, voces entrañables de momentos de radio, luces y sombras de una manera de entender el paraíso. Retales que navegan, que mueren en el mar y en sus orillas, pero que dejan un perfume imborrable en cada estrofa de la partitura de mi vida.
Y descubrir, sobre todo descubrir, abrir despacio esos viejos portones que crujen y tras ellos una luz tenue de mesilla baja, voz aletargada en el silencio y miradas de primer encuentro. Descubrir.

domingo, 25 de enero de 2009

Andar es empezar a caminar

Escuchaba el otro día con pasión uno de los géneros que más me embelesa: la entrevista. Hablaba una escritora de batallas cotidianas, una mujer sencilla y de pluma rebelde, y decía algo que me impactó sobremanera. Reflexionando sobre el placer, el arte, el tedio, la costumbre de escribir, y refiriéndose a la novela decía que lo más complicado era empezar. Le costó mucho definir el comienzo de su libro, pero cuando encontró la frase perfecta -afirmaba-, todo era mucho más sencillo. Mi libro comienza con la frase: Nací cuando mis padres dejaron de quererse. Me pareció una frase tan maravillosa que ni me detuve a pensar lo que ejemplificaba la autora con la misma.
La vida también está llena de comienzos, y es lo más difícil de la existencia pero tal vez el único recuerdo bello de una historia. Todos los finales tienden a la perversión de los inicios, pero los principios siempre tienen una magia singular que los define y disimula, que los sana y los inmacula de perfección y melancolía. Nuestras vida están llenas de lunes con los que amortizar las penas de un alma promiscua, de años nuevos que comienzan con deseos infinitos que se pierden jóvenes. Amores que nunca llegan a crearse por la dificultad de partir en dos el gélido sonrojo que los separa, amistades que sangran a destajo por un perdón que nunca enturbia la indigestión de la venganza. Comenzar, partir, soltar amarras, iniciar, delatar al futuro con pinceladas de antaño. Que difícil salir, decidido como el velero, inocente como el ave que busca residencia, o incipiente como el sol que despierta al alba. Que contradicciones tan bellas que descansan en la polisemia de nuestro castellano, bendito idioma. Partir, salir, iniciar la marcha y romper, con todo lo anterior, destrozar el pasado y dar muerte a lo pretérito. Contradicciones bellas de una historia de vida, de un castellano primoroso, que me tiene embelesado cada vez que comienzo a descubrirlo, ojala no termine nunca de hacerlo.

sábado, 10 de enero de 2009

Olores

Ayer, mientras esperaba el comienzo de uno de los programas de radio que me gusta oír de vuelta a casa y que cada día me acerca más el horizonte cuando lo persigo con la mirada, escuchaba aquella frase balbuciente en los brazos de la guitarra " a qué saben los besos que no se dan". Casi sin quererlo automaticé todo lo que incomodara mi reflexión y me perdí en mi mismo dándole vueltas a las sensaciones de las que estamos llenos y llenamos. El miércoles cuando volvía al trabajo y saturado de escuchar en cada boletín informativo -escucho varios hasta que llego- la ola de frío siberiano que nos invadía, me dio por abrir la ventanilla del coche y hacer una prueba pueril pero necesaria. Mientras intentaba hacer una medición exacta y comparada de la sensación térmica, me vino un olor a sierra indescriptible verbalmente, un olor obicuo en los espacios de mi memoria. Un olor que dibujado no correspondía con aquel lugar, pero que evocaba tantas sensaciones, tantos recuerdos, tanta añoranza... "A qué saben los besos que no se dan". La vida está llena de sensaciones que nos transportan. Yo me acababa de perder en las calles del pueblo de mi madre. En los empedrados repechos de la sierra con el inconfundible olor a él. Y es que los lugares, las personas, los momentos tienen sabor y olor, tan unidos como el organismo humano quiera, como los sentidos hayan querido explayarse en ese momento, pero tan sentido como las emociones que te invadían mientras eran vividos.

El pueblo en el que trabajo me trae muchos recuerdos de mi infancia, de mis abuelos, de navidades en familia, de chacinas amasadas por la edad y la sapiencia, de encinas que arden a la lumbre de un buen libro. Olores inconfundibles que se mezclan con el frío, con la helada plasticidad de la fuente cristalina frente a la ermita. La vida esta llena de silencios que rompen a voces por las esquinas, con el aliento perfumado del recuerdo, los olores de niño, las sensaciones de vivir, de estar vivo, me alegro cada día más de poder olvidar despacio, de permutar el presente con recetas del pasado.