No se si te habrá pasado pero tengo en mi memoria fragmentos, notas, detalles que me sobrevienen en momentos de la vida. Trocitos de ilusiones imaginarias que parecen dormir hasta el día que despiertan. Pinceladas que secuestré de algún libro y que aparecen en el momento justo. Me resulta ilusionante conocer el final de las cosas que pasan en la vida, anticipar los finales de la realidad con guiones que leí hace algún tiempo.
A veces la vida se parece tanto a la ficción que es difícil inventarla. Pero lo mejor de todo es saber escapar de los cepos que duermen en las esquinas de esa vida maldita que intenta aniquilar al débil. En los momentos difíciles siempre es bueno tener un amigo, o al menos, haberlo tenido. Yo confío plenamente en cada uno de ellos, todos me han dado algo, de todos aprendí, y de todos me llevo un recurso para vivir, un misterio, una frase, una estrategia, un lazo para atar el miedo cuando te sobreviene el infarto. No hay mejor palabra que la que te hace libre, a veces, muchas veces, no la encuentro en mi, y rebusco como una abuela en el bolsillo de su delantal, como un romero en las alforjas de su equino. Siempre deambula alguna idea, quizás la palabra perfecta, la respuesta idónea, la estrofa de aquel libro de viaje que parecía el antídoto perfecto al largo trecho. Ay, bendito amigo, cofre de verdades inmortales, has vuelto cuando te necesitaba, siempre andas ahí, casi ni recuerdo tu nombre, pero has vuelto. Como el perro vuelve a su amo, como el joven emancipado que abre la puerta de su casa esperando el viejo olor de antaño tras el portón, sonriendo y sin pedir nada a cambio has vuelto. Me has librado, por hoy puedo decir que saldé mi deuda y pude escapar del callejón airoso.
Somos algo mas que presente, y gracias. Somos recuerdo y momentos, y sobre todo somos lo que hemos vivido, porque dejamos y nos trajimos, porque pusimos y nos pusieron, porque imaginamos y nos dejaron soñar. Gracias por abrir las puertas amigo mio, gracias por estar en el momento perfecto, gracias a ti por compartir, gracias al padre y al hijo, al que dio sin recibir mas que números. Detrás de ellos hay personas, mentes que despertaron con el último renglón, otros que pasamos noches sin dormir, pero sobre todo, amigos, amor, gracias amado mio.
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