El color de un pétalo cuando cae, la luz que atraviesa una vieja biela que hace girar los sueños, el suspiro de una respiración exhausta, un febrero rancio, una tarde anaranjada; silencio. Silencio que resquebraja el canto ebrio de esos días sin pausa, silencio liquido y versátil, silencio inocuo, indoloro, pausado y llano, solitario, terco y acompasado,como el traje blanco y sus lances al viento. Que bonita la vida cuando duerme en tus manos, en tu regazo sedienta y mansa como la luz alumbrada, como el perfil felino y desafiante de una madrugada empañada tras el cristal de unos libros por estudiar. Es vida lo que amanece y duerme contigo, aquello que nace de tu agonía y tu final. Tú, el principio y el fin, el ocaso, el augurio y la eternidad. En ti, encripado en la esencia de una belleza sublime, pasajera y cruel, ingrata como el rico imberbe, terca como la paciencia que no descansa y sutil como la última mirada que en ti descansa, como el final, como el principio, silencio.
Primer viernes de Cuaresma
-
Primer viernes de Cuaresma, minutos antes de las siete de la tarde. Por
lontananza, recortaba la moderna silueta de las setas un atardecer
machadiano, ent...
Hace 1 año
2 comentarios:
He llegado por casualidad a tu blog. ¡Maravilloso lo que escribes!. Una caricia para el alma.
Anónimo, gracias por tus palabras. Un placer tenerte por aquí.
Publicar un comentario