Se rompe la tarde en mil pedazos, el cielo, lienzo impoluto de azules combinado, deja de ser un horizonte claro en el que mirarse.
Llevo el coche más cargado que de costumbre, la maleta abulta, y en cada curva parece que no voy solo, que vuelvo con más de lo que vine.
Hoy han empezado mis vacaciones, y elegí esta tarde de viernes para volver a casa porque no me gusta esperar, y porque conducir de noche, te hace ver luces, quizás el único momento en el que lo vea todo tan claro como añoro.
De nuevo de vuelta...
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