miércoles, 3 de septiembre de 2008

Luz

En fin, hay días que me puede el friquismo desenfrenado. Lo de ayer más que un experimento sociológico era una demostración de la fragilidad humana, o de sus virtudes, no lo podría explicar con exactitud, tampoco lo pretendo. Hoy ha sido un día normal, sin infartos sociales, sin conmovedoras escenas de irracionalidad, un día demasiado normal, seguramente algo habrá de pasar, algo aguarda tras la puerta cuando tome de nuevo el camino hacia las ondas y me pierda divagando en el coche mientras canalizo mis intenciones para centrarme en mi tarea. La verdad es que echo de menos lo de siempre, me sobra lo de cada día y no estoy ni más triste ni más feliz que de costumbre. Necesito saber solo una cosa, me inquieta tanto en este momento que he de descubrirlo o me llevaré horas dándole vueltas a este inquietante enigma. Llevo pocos minutos aquí sentado, pero no puedo evitarlo, estoy algo tenso, un poco pensativo y hasta tango ganas de preguntar. ¿Qué estará pensando el pájaro que me observa desde el poyete de madera de caoba frente a mi ventana?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Volar alto, cuanto más mejor...eso pensaría yo que piensa el pájaro, o pienso que pensaría eso, si fuera yo ese pájaro. Ser el pájaro sin embargo anula la sensación de libertad y la reduce al puro y primitivo instinto...no es su decisión volar...para los pájaros hay también muchos días normales.
Sí, sí, mejor me duermo ya!

Juanma dijo...

Gracias, Miguel, por tu visita a mi blog. En lo poco que he conocido hasta ahora de este mundo he podido comprobar que la sinceridad es uno de sus puntos fuertes. Tu blog, por ejemplo, destila sinceridad y momentos puros por cualquier lado que se mire.
En fin, poquito a poco nos iremos viendo. Por cierto, me gusta mucho el nombre del blog. Un saludo.