miércoles, 26 de marzo de 2008

Sueños de espuma y sal

Por los pequeños detalles se que nacen pétalos en el desierto, en las minucias del tiempo encuentro estrellas que se dejan ver a la luz del sol, en detalles simples que me emocionan, veo iris que reflejan la pasión de una mirada. He soñado siempre con deambular sin cadenas, con ser libre en mi soledad, con respirar sin manos que ahoguen mis entrañas. Hoy solo me aprieta una caricia que se hace eterna en mi plenitud. Como el alma solitaria que descubre la compañía, como la gota de agua que resvala en una garganta sedienta. Calmado y satisfecho, caminando hacia la eternidad de la mano de la vida, y seguro, convencido de tomar el mejor de los relevos, de dar un paso que me hace soñar cada día, cada minuto, que respira a mi compás haciéndome sentir reconfortado.
Soñaba primaveras en la flor que nacía, en el canto de algún ave salvaje, pero nunca imaginé esa estación eterna que empezaba cada veintiséis, que duraba un año, y volvía a repetirse, que dulcificaba los momentos y los hacía irreales. Hoy sueño con volver allí, junto al mar, junto al camino de madera robusta que duerme en algún lugar olvidado, donde pocos sabemos llegar. Recuerdo esas noches intensas, de interminables comunicados, o el mar suave agonizando en la orilla a golpe de resplandor, de mareas blancas, de sueños de primavera. Recuerdo sábados donde caía el sol y atardeceres que me hablaban de descubrimiento, y una isla al fondo, un recuerdo imborrable de una eternidad apasionante, un paraíso de espuma y sal, de azules claros, de noches eternas y mañanas donde el sol despierta al alba con un caricia para iluminar la tierra mas bella de cuantas conocí.
En algún rincón de la vieja Umbría, de una punta a otra de mi Atlántico, en brazos de mi barca, aquella que viró en la punta del caimán para arribar en la Higuerita a conquistar el mar, a traer un pedazo de espuma, a saborear la sal. Cuando el corazón queda preso, ya no quedan tierras que conquistar, cuando clavas la bandera en tierra firme, y el sueño se vuelve realidad, ya no hay puertos que hablen de verdades, ni cielos que iluminen otra libertad. Marcho orgulloso donde siempre lo encontré todo, on oreiuq etredrep, lucharé por ello.

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