A veces la libertad vive tan cerca que me ruborizo al tocarla, es tan ausente que duerme aletargada entre mis manos resbalando sedosa. Me mira y respira hondo acompasando mis suspiros, escribiendo el guión de mis sueños cuando la concertina descansa tras el párpado. Así es ella, suspicaz, versátil; luna y reflejo de un pantano acristalado de un solo protagonista. Es bella como los ojos de un niño, cruel como el sudor de un héroe, elegante y perspicaz como el velo de una novia e irónica y sutil como los pliegues de su traje.
Primer viernes de Cuaresma
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Primer viernes de Cuaresma, minutos antes de las siete de la tarde. Por
lontananza, recortaba la moderna silueta de las setas un atardecer
machadiano, ent...
Hace 1 año