Andaba deambulando por los rincones a los que me gusta arribar, consumiendo horas de una tarde de viernes que tiene un sabor especial. Inhalaba letras de pura esencia castellana, vacilantes gazapos recogidos con la premura de una pluma cuyo iris detesta las aberraciones gramaticales. Me sumergía en ese pensamiento personalizado y catagoricamente imperativo escrito en fondo negro que visito a menudo, y en muchos más, aquellos cuyos autores desconozco pero a los que robo letras y momentos de soledad que comparto conmigo. En todos ellos, como empujados por el dominó-(nante) efectista que se diluye en la red, he observados sutiles cambios de estilo que no puedo negar les dan un tono aún más interesante, seductor y llamativo. Pero no por ello, he de deciros que sin la calidad de vuestros post, sería casi imposible que pudiera deshacerme en halagos. Me cuestionaba entonces la necesidad de dar un giro colorista, de líneas, de actualidad a mi blog, pero he llegado a la conclusión de que las corrientes publicistas con su marcado carácter marketiniano no me seducen lo suficiente, o quizás soy lo mundanamente vago para decolorar mis pautas, lo cierto es que me gusta lo añejo. Puede sonar a rancio, pero a mi me suena a bocoy con solera, a caldo manso que aromatiza las palabras y a regusto de lo de siempre. Hoy he decidido dejar el paraíso como se engendró, escribir sobre su manto verde, quizás por miedo a desgranar barbaridades sobre un blanco crudo, o sobre un negro hiriente, o sobre blanco delator, o rojo sangre. Hoy he decidido que los árboles que esperan sus flores, alzando sus brazos en la soledad lunar de su inconfundible violeta, sigan mirando a la tierra, con resignada flagelación, esperando respuesta de un planeta absorto.
Me gustas, estás bien así, tengo demasiado trabajo para cambiarte, aunque lo intentara no lo lograría, o mejor, no encontraría nada de tu gusto, de tu medida, ese cajón confortable de colores acolchados donde duerman tus letras. Habrá que cambiar, renovarse o... seguir como estamos que por ahora, no me hiere en exceso, ya veremos mañana, de momento para el viernes vas bien con este traje paraíso.
Primer viernes de Cuaresma
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Primer viernes de Cuaresma, minutos antes de las siete de la tarde. Por
lontananza, recortaba la moderna silueta de las setas un atardecer
machadiano, ent...
Hace 1 año