Cuando casi parece que las yemas de tus dedos han llegado a rozar tu sueño efímero, nunca llega. Cuando casi sientes que ya se han cumplido tus promesas y supersticiones, nunca llega. Cuando casi alcanzas lo inalcanzable, cuando ves a un centímetro de ti lo que estuvo a millones de años luz, nunca llega. Cuando besas la superficie curvada y suave de caprichosa esfericidad se convierte en vértices rombianos y, nunca llega. Cuando por fin lo alcanzas, sobre el epitelio de tus manos, lo palpas, lo saboreas, lo amas y deseas, lo ves; ya no es nada, ya no importa. Y nunca llega.
De chulerías y vergüenzas ajenas
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Hacía tiempo que no os traía ninguna tapita por la taberna. Ya saben, la
falta de ganas, el poco tiempo disponible y que todo es Cataluña me tienen
con la ...
Hace 4 meses